GINEBRA. El barco suizo “Race for Water” partió este domingo de Lorient, en la Bretaña, para realizar una expedición alrededor del mundo en cinco años con la misión de luchar contra los desechos de plásticos que contaminan los océanos.
La fundación del mismo nombre encargada del proyecto informó que el barco, similar al avión solar “SolarImpulse” del suizo Bertrand Piccard, empleará únicamente el mar, el sol y el viento como fuentes de propulsión durante su viaje, que incluirá unas 20 etapas.
La primera parada será en las islas Bermudas, con la idea de llegar a tiempo a la Copa de América.
La siguiente gran parada será Tokio, donde “Race for Water” asistirá a los Juegos Olímpicos de 2020, y la tercera será Dubai, donde el equipo acudirá a la Exposición Universal en 2021.
El trayecto llevará al barco ecológico por Cuba, la República Dominicana, Guadalupe, San Diego, la Polinesia Francesa, Nueva Caledonia, Melanesia, Micronesia y Koror, entre otras etapas.
El catamarán, el primer barco hidrógeno-solar del mundo, según sus fundadores, tiene más de 500 metros cuadrados de paneles solares que equivalen a 38,000 células fotovoltáicas.
Esta fuente energética puede proporcionar 93 kilovatios por hora e impulsar el barco a una velocidad de unos cinco nudos. El catamarán dispone además de una unidad que produce hidrógeno del agua del mar y de un “kite” (cometa) con una superficie de 40 metros cuadrados que asciende a 150 metros de altura y puede duplicar la velocidad del barco.
En el proyecto, liderado por el suizo Marco Simeoni, participará un equipo de unas quince personas que quieren evaluar la polución marítima derivada de los plásticos.
“Es absolutamente esencial prevenir que los plásticos y microplásticos lleguen a los océanos”, sostuvo en un comunicado. Simeoni considera, no obstante, que la idea de recoger plásticos en el mar es un “sueno utópico”, ya que la solución está en tierra.
De ahí que la misión del viaje alrededor del mundo es promover soluciones innovadoras capaces de transformar los desechos en fuentes energéticas, acelerar la transición a la energía limpia y contribuir a la ciencia, al acoger a equipos de científicos internacionales y proyectos educativos a bordo del catamarán.
También pretende la iniciativa aumentar la concienciación de los políticos y legisladores, del público general y de la generación más joven acerca de “la urgente necesidad de conservar los océanos”.
Según datos de la Fundación Race for Water, el 80% de la contaminación en los océanos es de desechos de plásticos. Si el mundo sigue produciendo, usando y desechando plásticos al mismo ritmo que ahora, los océanos tendrá más plásticos que peces
por peso en 2050, advierte.
Se calcula además que se producirá más plástico en los próximos diez años que lo que se ha fabricado desde el inicio de su industrialización en la década de 1950.
Simeoni tuvo la idea de convertir los plásticos en una fuente de energía hace unos años cuando habló con personas que recogen en la calle aluminio, vidrio, botellas PET y cartones a cambio de dinero para su reciclaje o reventa.
“No recogen las bolsas de plástico y otros plásticos porque no tienen valor en el mercado. Así que junto con nuestro socio industrial ETIA, hemos desarrollado una tecnología capaz de transformar el plástico usado en energía, ya sea gas o electricidad”, explicó el suizo.
La idea en que se basa es que “la venta de energía nos permitirá pagar a los recogedores, que se verán alentados a la hora de reunir
material de plástico usado”, señaló.
La tecnología consiste en utilizar un proceso de gasificación patentado para convertir los desechos de plástico en una fuente de energía. Los respectivos equipos actualmente están siendo desarrollados y “Race for Water” espera su entrega para otoño, cuando lanzará un proyecto piloto de seis meses.