Establecer sistemas agroforestales orgánicos en todas las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas donde se produce agricultura es la mejor alternativa para contrarrestar los daños que provocan en estos espacios las actividades humanas y reducir los episodios extremos de sequía como la que padece en estos momentos República Dominicana.
El ambientalista Olmedo León, encargado de Educación Ambiental de la Sociedad Ecológica del Cibao (Soeci), hace esta propuesta a las autoridades durante su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario.
León explica que por muchos años se ha sostenido que la sequía no se da necesariamente por la falta de precipitaciones, y que el problema real de la situación de estiaje que vive actualmente el país se debe al deterioro de las cuencas.
“La sequía hay que verla desde otra óptica. Si las cuencas están debidamente fortalecidas, con capacidad de infiltración, el que dure sin llover tres cuatro meses no nos afecta tanto”, opina el activista ambiental.
Con las cuencas deterioradas, en cambio, se producen riadas que dejan ir el agua de golpe y este problema sí requiere de acción inmediata por parte de las autoridades, “porque los períodos de sequía ya están, pero son cada vez más extensos”.
“En la actualidad tenemos a Santiago Rodríguez con 17 acueductos sin operación, por falta de agua; dos acueductos operando al 50 por ciento por falta de agua, en una provincia que tiene agua. ¿Dónde está la planificación?”, se pregunta León.
El profesor universitario con máster en Gestión Ambiental comenta que, en los últimos años, los gobiernos se han empecinado en considerar las conclusiones de foros que señalan que hay que aumentar la capacidad de almacenar más agua para garantizar el abasto porque solo se está almacenando el 8 por ciento de las lluvias.
“Ahora bien, ¿qué hacemos con las presas si el río no tiene agua, ¿de dónde se va a llenar? ¿Qué es lo que hay que hacer? Fortalecer las cuencas”, responde.
León, que ocupó la presidencia de Soeci en los períodos 1996-1997 y 1999-2001, entiende que la mejor propuesta de acción que puede hacer un gobierno cualquiera es fortalecer la capacidad de las cuencas con proyectos agroforestales orgánicos, no monocultivos.
“Estamos hablando de proyectos de café, de cacao, bajo sombra. Y si son orgánicos no se usarán los agroquímicos y los pesticidas que van a contaminar el agua”.
Muchos beneficios
Las plantaciones orgánicas, explica León, contribuyen a mitigar los efectos del cambio climático, mejoran la calidad de vida de la gente, ayudan a fortalecer la capacidad de la cuenca de retener agua para que el río tenga un caudal permanente, permiten el acceso a bonos de carbono internacionales y también ayudan al mantenimiento de la biodiversidad.
Estos cultivos perennes se contemplarían en todas las cuencas altas y en todos los entornos de las áreas protegidas de propiedad privada como alternativas a actividades que allí se realizan, entre ellas el corte de madera, los monocultivos y la ganadería en altas pendientes.
“Le vas a decir a un ganadero que las vacas no pueden estar acá, pero ¿qué alternativas le das de producción? Vamos a ayudarte a sembrar eso de café orgánico, bajo sombra, en sustitución de la ganadería en laderas”.
De acuerdo con León, la ganadería no planificada es una de las principales causas que propician la escasez de agua.
“Los ganaderos viven del ganado y saben que hay un período de sequía, pues deben planificarse para ese período. Lo que hacen muchos es que de manera cruel y desalmada dejan morir las vacas de sed y de hambre para mostrar en la prensa esos cuasi cadáveres, para que el Gobierno se compadezca y les retribuya económicamente a ellos, que están perdiendo, cuando debería haber cárcel para un ganadero que deje poner el ganado del que ha vivido toda la vida en esa condición”.
Si se dedican a esta actividad, deben asegurarse que cuentan con pozos tubulares o reservorios que garanticen el agua los 365 días del año, indica.
Entre los factores antrópicos que influyen en la intensidad de la sequía, León cita:
Deterioro de las cuencas. “El corte de árboles sin la reposición debida deteriora los bosques; el que corta no tiene la responsabilidad de reponer, no hay sostenibilidad y cada vez tenemos menos bosques”, dice León.
Ganadería en terreno de alta pendiente. “Si tomas ahora fotos son deprimente: las montañas de ganadería ahora se ven color marrón completamente. Estuve en Baitoa y en Las Charcas de Santiago y eso da vergüenza. La ganadería sin control en las montañas de alta pendiente y en las cuencas altas de los ríos viola Ley 64-00 y se permite porque no hay un Gobierno que sensibilice a ese sector, no lo hay”, insiste el profesor en Educación Ambiental.
Incendios forestales. “Es algo que da vergüenza, porque el Ministerio de Medio Ambiente no ha asumido el rol de controlar las actividades en las zonas de amortiguamiento de las áreas protegidas –insiste Olmedo-. ¿Qué ganas con mejorar la capacidad de respuesta y las consecuencias si las causas siguen ahí?”.
Los monocultivos. “Se están haciendo fincas silvopastoriles, pero eso es un escudo para perpetuar la ganadería en terrenos inapropiados, violando la Ley 64-00”. La Ley dice que la ganadería debe estar limitada a terrenos con pendientes por debajo del 60 por ciento. Y esperábamos que la Ley de Ordenamiento Territorial también dijera que no”.
No asumir el control de las zonas de amortiguamiento. Aunque se trate de propiedad privada, es la garantía de la zona núcleo protegida, apunta León. “El Ministerio tiene que asumir el rol de las actividades que se hagan ahí. Esto es mío, pero en eso que está ahí no puedo hacer cualquier cosa; no puedo usar ningún tipo de agroquímicos, porque pongo en riesgo las especies que están ahí y que salen a comer; no puedo dar fuego bajo ningún concepto porque ese es el amortiguamiento de la zona”.
Cambio climático. Es una causa antropogénica indirecta que hace que los períodos de sequía sean más extensos. “Y para eso tenemos que prevenirlos”.
Yvonne Arias, coordinadora del Encuentro Verde, agrega que la escasez y la mala calidad del agua ponen en riesgo la salud colectiva, la producción agrícola y ganadera y por lo tanto “estamos poniendo en riesgo la seguridad alimentaria”.