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Amenazado en el mundo, protegido en Dominicana

eleuterio-martinez-mini1El manatí goza de la protección que le brindan la Ley No. 5914 de 1962, el Decreto 233-96 y la comunidad internacional, la cual lo ha colocado en el apéndice I del CITES y en el anexo II de la Convención de Cartagena.

El manatí era uno de los animales marinos mejor conocido por los indígenas que habitaban esta isla a la llegada de los europeos en el siglo XV, pues se le veía en abundancia alrededor de nuestras costas y penetrando a los estuarios o boca de los ríos, particularmente en la desembocadura del Ozama y casi todos los ríos del litoral sur, donde entraba en busca de alimentos o simplemente para parir.

El 9 de enero de 1493, durante su primer viaje a las Indias Occidentales, Cristóbal Colón anotaba en su diario la impresión que le causaron tres manatíes que había observado en las costas de Montecristi (los cuales confundió con las sirenas del mar) de la siguiente manera: »vio tres sirenas que salieron bien alto de la mar y que no eran tan hermosas como las pintan y que de alguna manera tenían forma de hombre en la cara».

Tal era la familiaridad con los taínos con los manatíes que los historiadores de indias Fernando González de Oviedo y Fray Bartolomé de las Casas, relatan detalladamente en sus trabajos la forma en que éstos los pescaban junto al »pez transverso», que era una especie de rémora que se pegaba al manatí con el propósito de protegerse de sus depredadores naturales.

Nuestros aborígenes tenían artes de pesca muy sencillos y elementales, pues apenas disponían de lanzas, arcos y flechas; pero con la llegada de los españoles, quienes disponían de una tecnología superior, el manatí era cazado con arpones y redes, pues desde el mismo momento de su llegada a estas tierras benditas, los taínos les dieron a probar su carne y los enseñaron a consumirla con entera libertad. Los colonizadores quedaron tan encantados con el sabor de la carne de este mamífero acuático, que llegaron a considerar »que era uno de los mejores pescados del mundo en sabor», según el decir de Fernando González de Oviedo.
El Matum

La docilidad, el carisma y la mansedumbre del manatí en realidad cautivaron a los naturalistas y estudiosos de la época colonial y por ello describían con lujo de detalles sus características excepcionales de animal amistoso y tranquilo, tal y como nos lo dicen Antonio de Torquemada y Pedro Mártir de Anglería al relatarnos la suerte de un pequeño manatí que quedó atrapado en una red y fue llevado por los indígenas a un lago donde fue criado con muchos mimos.

La profesora Idelisa Bonnelly de Calventi (1994) nos narra textualmente en su obra »Mamíferos Marinos en la República Dominicana» la leyenda en torno a esta criatura de la siguiente manera:

»Conocía su nombre, Mato o Matum, que quería decir »noble y generoso», comía de la mano de sus dueños y viajaba por el lago llevando en su lomo a los indígenas». »Un día un español lo hirió con una lanza y desde entonces cuando veía algún cristiano, se zambullía y se negaba a obedecer. Después de un huracán que inundó toda el área del Artibonito, Matum fue arrastrado por las corrientes hasta su patria original: el mar».

La cacería del manatí continuó intensamente durante siglos. Los piratas llevaban siempre de su carne en las embarcaciones. Hoy día nuestros pescadores también los persiguen cuando se acercan a la costa considerando su carne como una delicia. Según dicen, ésta tiene »siete sabores diferentes».

La amenaza

Expertos nacionales y extranjeros coinciden en que el manatí antillano es una de las especies de mamíferos marinos que más amenazada se encuentra, prácticamente en su fase terminal de extinción. En tal sentido hace cuatro años que el profesor e investigador del departamento de Ciencias Marinas de la Universidad de Puerto Rico, Antonio A. Mignucci Giannonu, dijo que el manatí está considerado como el mamífero acuático en mayor peligro de extinción que existe en la zona costera y fluvial del área del Caribe y alega también que la falta de información sobre los problemas que más afectan su supervivencia se presenta como el principal obstáculo en los esfuerzos desplegados en torno a su conservación.
Poco tiempo después (octubre, 1995), José Alberto Ottenwalder, único sobreviviente de un accidente de aviación donde perdieron la vida sus dos compañeros de estudios e investigaciones sobre la presencia del manatí en las costas dominicanas, Amaury Villalba y Tammy Dominguez, estimó que este legendario animal acuático es la especie en mayor peligro de extinción de todos los mamíferos marinos del Caribe y que en las Antillas Menores ya se le conoce solamente por registros fósiles. Calculó en apenas 100 individuos la población que quedaba para entonces en República Dominicana de este corpulento y amistoso animal.
Si juzgamos por los reportes de matanzas de manatíes, la década de los 90 se puede considerar como »trágica», en vista de que desde 1991 se están reportando muertes por varamientos y por la pesca ilegal en Juancho y las costas orientales de Oviedo, en Barahona y la Bahía de Neiba, en Puerto Viejo de Azua, en Boca de Yuma y la costa oriental del país, en Sabana de la Mar y el entorno de la Bahía de Samaná, en las costas de Puerto Plata, particularmente en la desembocadura del río Bajabonico y los caños de Estero Hondo y en las costas de Montecristi, que es la zona histórica de mayor amenazas.

Medidas y acciones

Pero la pesca indiscriminada de este animal viene de lejos como hemos visto y por tales razones el manatí está protegido oficialmente por la Ley de pesca número 5914 de 1962 y más recientemente por el decreto número 233-96 del 3 de junio de 1996, el cual creó el »Santuario de Mamíferos Marinos de la República Dominicana» con una extensión superior a los 25,000 kilómetros cuadrados, diciéndole al mundo los esfuerzos y la seriedad con la cual estaba dispuesto el país a enfrentar la desaparición de las catorce especies de mamíferos marinos que llegan a sus costas, y en particular al manatí.

La gravedad de la situación por la que atraviesa la existencia de esta especie ha motivado que varios organismos internacionales se dediquen al estudio, monitoría y protección, como parte de una estrategia específica adoptada por la comunidad internacional, la cual es llevada, promovida y discutida en todos los foros regionales y globales relacionados con la vida marina. Por ejemplo el Manatí ya está incluido en el »Apéndice I del Convenio Internacional sobre el Tráfico y Comercialización de Especies de la Vida Silvestre» y lo mismo ocurre con el »Anexo II de la Convención de Cartagena».

Playa Tortuga

También conocida como playa Limón, al encontrarse al norte de las dos lagunas Redonda y Limón, es el lugar donde se acaba de realizar el último reporte de avistamiento de manatíes, el cual en principio se le atribuye a bañistas o turistas que disfrutaban de los encantos que exhibe la naturaleza en este rincón costero de Miches, quienes asustados los confundieron con delfines o tiburones.

Los manatíes se presentaron en manadas de 10, 15 y 20 ejemplares, lo cual llamó poderosamente la atención de los curiosos, pescadores y los grupos conservacionistas locales. Para Enrique Pugibet, profesor e investigador del CIBIMA y director del Acuario Nacional, »es muy posible que se tratara de una o dos hembras perseguidas por grupos de machos con el propósito de aparearse». Estima además que posiblemente estuviesen de paso por allí, porque los sitios de mayor disponibilidad de alimentos y de espacios propicios para su desarrollo se encuentran en las ensenadas con abundancia de pastos y desembocaduras de los ríos locales.

Los informadores locales aseguran que estos animales marinos realizaban una vuelta por el arco de la playa y luego se acercaban a la orilla, lo que repetían con más frecuencia entre las 10:00 de la mañana y las 2:00 de la tarde, en una extensión del litoral de 10 kilómetros, entre Boca de Celedonio-Laguna Redonda y Playa Tortuga-Laguna Limón. De inmediato la Marina de Guerra hizo acto de presencia en la zona para evitar el hostigamiento, molestia o caza de estos animales, regulando el movimiento de personas, controlando las actividades de los pescadores y colaborando con las autoridades y técnicos del Acuario Nacional que fueron a orientar a los moradores de allí sobre la mejor forma de proteger a esta especie.

Acuario Nacional

La mejor forma de ayudar a los manatíes es no hacer nada, es decir, simplemente mirarlos, evitando cualquier acercamiento para no espantarlos, comunicar a las autoridades si aparece uno muerto o varado y evitar la pesca con chinchorros de arrastre. La hoja informativa entregada por el Acuario Nacional a los moradores dice textualmente:

Recomendaciones para cuando veas un Manatí: »Los manatíes son mamíferos marinos únicos en su clase porque solamente comen plantas marinas. Prefieren las aguas poco profundas, se mueven lentamente y suben a la superficie a respirar aire. Tristemente, muchos manatíes mueren por choques con botes y jet skies, los cazan por su carne, y tragan basura que ha sido tirada al mar y los ahoga. Cuando veas un manatí, lo mejor que puedes hacer es:

1.- Dejarlo tranquilo y alejarte del área. Aunque te parezca atractivo tocarlo o darle comida o agua, eso no está bien. Si hacemos eso los manatíes nos perderán el miedo y esto los pone en peligro de extinción.
2.- Avisarle a las autoridades competentes y responsables por la protección de esta especie (Marina de Guerra, Departamento de Recursos Pesqueros y Departamento de Vida Silvestre) para que ellos:
a) Prohíban el uso de botes de motor fuera de borda y jet skies en el área.
b) Prohíban el uso de chinchorros, redes de ahorque y arrastre en el área.
c) Controlen la curiosidad de las personas y prohíban que se acerquen, molesten o toquen a los manatíes.
3.- Organizar una limpieza de la playa. Muchos manatíes mueren al ingerir plásticos, anzuelos, basura y líneas de pescar tiradas al mar. Si limpias la playa de estas basuras estarás evitando que las mismas lleguen al mar y a los manatíes u otras especies marinas».

Tamaury

Su madre murió violentamente entre las redes y el maltrato ocasionados por unos pescadores que la atraparon en las costas de Barahona. Con apenas dos semanas de nacido y sin la experiencia suficiente para enfrentar con éxito los complejos avatares de la vida marina, buscó refugio alrededor de un complejo metálico que encontró próximo a donde su madre lo dejó aquella tarde gris.

Desconcertado y triste comenzó a rondar por aquella mole de hierro. Los marinos, al ver aquel pequeño animal que se empeñaba en acompañarlos y hasta en seguirlos cuando zarparon, optaron por protegerle y para ello el capitán dio órdenes de capturarlo con una red y subirlo a bordo. Al desembarcar en el puerto de Barahona recibieron la información de que en el día anterior se había sacrificado a una hembra en las proximidades de la Bahía de Neyba y que en el proceso de hostigamiento a que fueron sometida su madre y esta criatura, la primera perdió la vida y el segundo perdió el rumbo y fue a parar inocentemente y para su fortuna, alrededor de esta embarcación.

Las autoridades del Acuario Nacional que se enteraron de los que estaba pasando en Barahona con los manatíes después del accidente de la avioneta en que murieron Amaury y Tammy, decidieron adoptar al indefenso y huérfano manatí recién nacido, lo bautizaron con el nombre de Tamaury en honor a estos dos jóvenes que de repente se encontraron con la muerte tratando de estudiar y proteger a estos animales tan delicados que viven desde que Dios hizo al mundo en nuestras costas, pero a los que nosotros hoy les queremos quitar el derecho a seguir habitándolas.
Tamaury ya tiene cuatro años y medio, 374 libras y una longitud de 2.10 metros. Vive tranquilo en un estanque especial que se le construyó en las instalaciones del Acuario, a la espera de quienes se motiven por conocer las sutilezas en que está envuelta su vida y para suplicarle a los humanos que por favor le permitan vivir un poquito más en este mundo que al parecer queremos para nosotros solos.

El Manatí

De visita por las costas dominicanas. Abundante en las costas y boca de los ríos de La Española en los tiempos de la colonia, hoy es una especie prácticamente desconocida y a punto de desaparecer para siempre.

Una población flotante de manatíes que posiblemente tiene por hábitat la Bahía de Samaná, está siendo observada y monitoreada en las costas de Miches, particularmente en un tramo de 10 kilómetros del litoral que hasta comienzos de año estuvo protegido en la »Reserva Científica Lagunas Redonda y Limón».
LISTíN DIARIO, en su edición del pasado martes, se hizo eco de esta agradable noticia servida por su reportero de la región oriental, Florentino Durán y de inmediato nos trasladamos a la zona donde los manatíes se observan con mayor frecuencia, percatándonos de que el paso por allí de estos legendarios mamíferos marinos, en manadas de 15 a 20 ejemplares, ha sido un acontecimiento que todo el mundo comenta.

Investigadores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y especialistas del Acuario Nacional que han estado estudiando el fenómeno coinciden en que se trata de la misma población de manatíes que se mueve en las aguas tranquilas de la bahía y que desde hace dos o tres meses se viene reportando en diferentes puntos, particularmente donde hay menor afluencia de público, en la desembocadura de las fuentes de agua y en áreas poco frecuentadas por los pescadores locales.

Esta vez los reportes indican que los avistamientos más frecuentes y en mayor número de ejemplares se han realizado entre »Boca de Celedonio» (o zona de intercambio de agua dulce y agua salada entre el mar y la Laguna Redonda) y la »Playa Tortuga» (un área normal de anidamiento de careyes y tinglares) o »Playa Limón» como también se le conoce, por su cercanía a la laguna del mismo nombre (Laguna Limón), la hermana gemela de la Redonda.

Aunque los especialistas del Acuario Nacional e investigadores del CIBIMA (Centro de Investigaciones de Biología Marina) y la Comisión Ambiental de la UASD están de acuerdo en que este reporte es una grata noticia, estiman que lo más conveniente hubiese sido que se mantuviese en el anonimato, pues la afluencia de curiosos a esta zona o de personas que se sienten atraídas por la misma, más que bien, pueden causarle molestias y espantar a estos dóciles animales que buscan la tranquilidad para alimentarse, aparearse, hacer vida social y reproducirse.

Area protegida

Por la gran diversidad de ecosistemas y ambientes especiales (pastos marinos, arrecifes, playas, dunas, manglares, estuarios, caños, ríos, humedales, lagunas…), que atesoran una extraordinaria biodiversidad representada en manatíes, tortugas marinas, jicoteas (tortugas de agua dulce), peces, reptiles, anfibios, patos migratorios, reicongos, yaguazas, zaramagullones… que hacen su vida y establecen sus dependencias entre el mar, las lagunas, bosques, pantanos y ríos, el Gobierno dominicano aceptó declarar como »reserva cintífica» las lagunas Redonda y Limón mediante el Decreto No. 1315 de 11 de agosto de 1983, cuyos límites definitivos fueron establecidos mediante el Decreto 309-95 del 31 de diciembre de 1995.

Sin embargo, la Dirección Nacional de Parques y la »Comisión Revisora del Decreto 319-95» recomendó al Poder Ejecutivo a finales del año pasado reducir a menos de una tercera parte la superficie de la »Reserva Científica Lagunas Redonda y Limón», eliminándole toda el área marina donde hoy se encuentran los manatíes, buena parte de los humedales y liberando otras áreas para facilitar la inversión extranjera en el desarrollo turístico de la zona, petición que fue aprobada y, por lo tanto, legalizada el pasado 22 de enero del presente año, cuando fue emitido el Decreto 14-99, el cual le cambia también la categoría de reserva científica por la de parque nacional.

Los manatíes traen un mensaje que ojalá las autoridades y los dominicanos logremos entender algún día, esta Tierra también es de ellos aunque la globalización se niegue a reconocerlo y ese derecho, que todos estamos llamados respetar y hacer valer, debe estar todo el tiempo por encima de los intereses puntuales de esta generación. Pero, ¿cuál es la situación actual de este animal precolombino?

FICHA TéCNICA

NOMBRE COMúN: Manatí del Caribe
NOMBRE TéCNICO: Trichechus manatus manatus
HáBITAT NATURAL: Zonas costeras tranquilas con yerbas marinas y afluencia de agua dulce
REPORTE ACTUAL: Playa Tortuga al norte de las lagunas Redonda y Limón
ESTATUS. En peligro de extinción
PROTECCIóN: Ley No. 5914 de 1962, Decreto No. 233-96, apéndice I del CITES y el anexo II de la Convención de Cartagena

por Eleuterio Martínez 
Publicado originalmente en el Listín Diario del 21 de Septiembre 1999