Una pala mecánica quiebra el horizonte de azules irrepetibles. Va y viene, dos hombres sobre ella, pasa delante del restaurante donde una veintena de turistas desayuna. El reloj bordea apenas las 9:30 de la mañana, y el olor del combustible ñtan fuera de lugar en este paradisíaco entornoñ se mezcla con otro más biológico, pero acaso más desagradable: el de las algas en descomposición.
La imagen dista mucho de las postales de playas con arenas perfectas. Sí, la fina y blanca alfombra está ahí; sí, los tonos turquesa, añil, verde del Caribe siguen intactos, pero una hilera de algas, una verdadera montaña vegetal que se pierde de vista en las curvilíneas costas impide que se acerque siquiera un bañista.
Calentamiento global
La “invasión” de los sargazos, tipo de alga llamado así pues proviene del “Mar de los Sargazos”, una superficie de 3.5 millones de kilómetros cuadrados ubicada el Atlántico subtropical, aparece por segundo año consecutivo en las costas caribeñas. Especialistas en medio ambiente han atribuido el fenómeno a un calentamiento de esas aguas.
En 2011 se avistaron en todo el litoral sur cúmulos de sargazo; y ya en mayo de este año se reportaron grandes cantidades de algas pestilentes en Barahona.
Punta Cana, la zona turística por excelencia del país, no se ha salvado. Empleados de hoteles de la zona confirman la incomodidad de los turistas y brigadas de hombres con carretas y palas se mantienen eliminando los sargazos de la orilla. Camiones llenos de algas van y vienen, tratando de mantener libres de estas plantas las playas.
“No hemos hecho ningún plan específico salvo lo que aconsejan los especialistas”, dijo a LISTÍN DIARIO Julio Llibre, presidente de la Asociación Nacional de Hoteles y Restaurantes (ASONAHORES). Esto es, dice Llibre, enterrar las algas en la propia arena.
En algunos casos, sin embargo, las cantidades son tan grandes que la única opción es retirarlas. “Está ocurriendo en todo el Caribe”, dijo el dirigente hotelero.
Un reporte de la agencia Inter Press Service, da cuenta de que en Antigua y Barbuda, Granada, Barbados, Santa Lucía y San Bartolomé también están sintiendo los efectos del incremento de las algas.
El Club St. James, de Antigua y Barbuda, se vio forzado a cerrar algunas semanas en 2011 por el exceso de algas que imposibilitó el acceso a la playa.
POSIBLES EFECTOS DEL SARGAZO
Los especialistas del ministerio de Medio Ambiente y el Grupo Jaragua Omar Reynoso y Yolanda M. León, respectivamente, destacan en el artículo “Algas llegan en grandes cantidades al litoral sur del país”, publicado en agosto de 2011, que aunque las algas sirven de hábitat y refugio de peces, tortugas juveniles y otras especies, “se piensa que la gran cantidad de estas algas debe estar afectando la salud de los ecosistemas que está cubriendo. Así por ejemplo, los arrecifes de coral y los pastos marinos, dos de nuestros ecosistemas marinos más productivos, dependen de altas cantidades de luz solar para vivir y crecer, algo que esta invasión pudiera estar evitando”.
Por: María Isabel Soldevila
Vía: Listín Diario