Diversificar los tradicionales conucos para que, además de cultivar alimentos para la dieta diaria, produzcan árboles maderables y plantas aromáticas y medicinales con vocación comercial es el modelo que está promoviendo el Grupo Jaragua en algunas comunidades de la frontera sur. Ese modelo, que se conoce como agroforestería, permite interacciones tanto ecológicas como económicas entre los diferentes componentes para alcanzar mejoras en la productividad y sostenibilidad, así como beneficios ambientales.
Recientemente, la entidad implementó el proyecto “Modelo agroforestal para la biodiversidad en comunidades de vecinos de los Parques Nacionales Jaragua y Sierra de Bahoruco en República Dominicana”, con la finalidad de contribuir a la conservación de la biodiversidad a través de la promoción de los usos sostenibles del suelo y mejorar la productividad.
La iniciativa, que se desarrolló en las comunidades Oviedo, Puerto Escondido y Duvergé, en el país, y Anse-‡-Pitres, del lado haitiano, fue apoyada por el Fondo de Alianzas para Ecosistemas Críticos (CEPF).
Ernest Rupp, miembro del Grupo Jaragua a cargo de su implementación, refiere que en las comunidades del proyecto predomina un clima seco, en donde puede durar de cinco a seis meses sin llover, por lo que si permanecen sin cobertura boscosa podrían convertirse en zonas desérticas producto de la erosión.
Allá son comunes pequeñas plantaciones de sorgo y guandul. “La gente tiene su conuco y nunca reforesta. A mediano y largo plazo ya no habrá la posibilidad de seguir usando los terrenos, entonces, hay que buscar la forma más sostenible, en el sentido de trabajar los terrenos y aumentar la vegetación”, observa.
Características del modelo
El sistema agroforestal implementado integra plantas nativas y endémicas regionales de alto valor comercial y de biodiversidad, tales como caoba, roble dominicano y roblillo; especies aromáticas como orégano cimarrón, guaconejo la pimenta haitiensis y canelilla, y cultivos populares como yuca, auyama y maíz. Algunas de esas especies son escasas o están en peligro de desaparecer en su hábitat natural, por lo que con ese modelo pretenden aportar a su recuperación y conservación.
El sistema contempla, además, la crianza de abejas o apicultura. “En Oviedo hay mucha gente que tiene sus abejas en barriles, eso es simplemente es un tronco hueco y ahí adentro las tienen. Cambiar ese sistema tradicional a usar cajas tipo langstroth para producir más miel y de una mejor calidad fue una de las cosas que el proyecto promovió. El potencial que tiene la apicultura es muy bueno”.
Rupp subraya que con el sistema agroforestal no solo quieren la conservación, sino un mejoramiento de los productores en el aspecto económico. “Todas las especies que estamos utilizando tienen un aspecto económico que todo lo que plante la gente pueda usarlo y pueda venderlo”.
PARCELAS DEMOSTRATIVAS
El modelo agroforestal del Grupo Jaragua comenzó a implementarse en Oviedo, por lo que el proyecto “Modelo agroforestal para la biodiversidad” en comunidades de vecinos de los Parques Nacionales Jaragua y Sierra de Bahoruco en República Dominicana permitió fortalecerlo en esa localidad y reproducirlo en Puerto Escondido, Duvergé y Anse-à-Pitres.
“El proyecto de CEPF nos dio un empuje muy bueno porque nos dio la posibilidad de integrar más gente en todo ese proceso”, expresa Ernest Rupp, responsable de su ejecución. Algunas de las entidades aliadas son Integración para el Desarrollo Comunitario (Indeco), que tiene a disposición del proyecto parcelas y un vivero en Duvergé, y apoya el vivero de Puerto Escondido; la administración del Parque Nacional Sierra de Bahoruco, que apoya el vivero y parcelas de Puerto Escondido; la Dirección General de Desarrollo Fronterizo, y la Organizasyon Jerés Akitif Ansapit (OJAA) con un vivero en Anse- à-Pitres y una parcela.
Solange de la Cruz Matos
Vía: http://listin.com.do