Uno de los lugares por excelencia para el avistamiento de ballenas jorobadas es República Dominicana. Éstas acuden anualmente a la bahía de Samaná, entre enero y marzo, a aparearse o a parir. En la bahía mexicana de Banderas, en el golfo de Tribugá y en la bahía Solano, en el Pacífico colombiano, también se refugian estos enormes mamíferos.
Otra especie acuática que viaja grandes distancias en busca de temperaturas más convenientes para anidar sus crías es la tortuga carey. Las principales áreas para su reproducción se encuentran en el Caribe (Cuba, Jamaica, República Dominicana y Granada), y en la península de Yucatán, en México.
Las aves también atraviesan fronteras para preservar las especies. El Caribe Insular es utilizado como lugar de descanso y de reaprovisionamiento por miles de aves migratorias que cada año realizan movimientos entre Norteamérica y Suramérica. Durante el otoño, cerca del 90 por ciento de la población de águilas pescadoras de la vertiente atlántica de Norteamérica migra a través de Cuba, República Dominicana y Haití, antes de cruzar el mar Caribe.
El pato serrano permanece en Canadá todo el verano, de donde viaja a Estados Unidos, México, Cuba y Puerto Rico, cuando llegan las temperaturas frías; y la cigüita saltarina, de frágil contextura, emigra de Canadá y Estados Unidos a las Antillas, y de México a Suramérica.
Estos ejemplos confirman que la biodiversidad no tiene fronteras, por lo que se hace indispensable la coordinación entre países para la preservación de las especies, especialmente cuando el calentamiento global se ha constituido en una amenaza para todo ser viviente. Sobre las especies animales se cierne, además, el peligro de la caza indiscriminada, así como la eliminación y contaminación de sus hábitat.
Estrategia de conservación
En el planeta existen 14 millones de especies animales identificadas, según datos de Global Biodiversity Outlook, entidad que también indica que en el año 2000, el 24 por ciento de las especies de mamíferos y el 12 por ciento de las aves del mundo estaban en peligro de extinción. Un dato realmente alarmante.
Ante esa realidad, se vienen ejecutando acciones para reducir significativamente la tasa de pérdida de diversidad. Los corredores biológicos forman parte de las iniciativas para promover la conservación de la naturaleza.
La Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo define un corredor biológico como “un espacio geográfico delimitado que proporciona conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitat, naturales o modificados, y asegura el mantenimiento de la diversidad biológica y los procesos ecológicos y evolutivos”.
En diferentes puntos del planeta se trabaja en el establecimiento de esos corredores. Por ejemplo, el Corredor Biológico Mesoamericano, que abarca los países de América Central y el sur de México; el de Brasil, en la zona amazónica y en la selva atlántica, y el de la zona andina de Ecuador y Perú. También, el corredor biológico de Australia, entre los Alpes Australianos de Victoria y Queensland.
Un corredor en las Antillas
En la región del Caribe existe una rica diversidad de especies que es imprescindible preservar, por lo que se trabaja en el Corredor Biológico del Caribe (CBC), con el concurso de los ministerios de Medio Ambiente de Haití, Cuba y República Dominicana. Éste conectará un espacio geográfico lineal de paisajes, ecosistemas, hábitat y culturas a lo largo de unos 1,600 kilómetros.
Se trata del primer proyecto de su tipo que se desarrolla en territorios insulares, con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Consiste en conferirle categoría especial a 61 áreas protegidas de los tres países que lo conforman.
¿Qué especies estarán protegidas por el CBC?
Las gaviotas o bubíes (anous stolidus, sterna fuscata y sterna antillarum) que anidan en los cayos Los Siete Hermanos, de la provincia Montecristi, y en Alto Velo, de Pedernales; y los cangrejos moro (gecarcinus ruricola), del manglar (ucides cordatus), y paloma de cuevas (cardisoma guanhumi), en Montecristi y Pedernales, en República Dominicana, y en Cuba.
También, el lambí (strombus gigas) que se reproduce en el Parque Nacional Jaragua, en Pedernales; en la zona costera de Montecristi y en el Parque Nacional Desembarco del Granma, en Cuba, así como las tortugas marinas que se reproducen en las costas del suroeste de Cuba, el noroeste y suroeste de Haití y el suroeste de República Dominicana.
De las siete especies de tortugas marinas que habitan en el mundo, cuatro escogen las costas dominicanas para poner sus huevos, lo que le confiere importancia capital a este territorio. Ellas son las tortugas carey (eretmochelys imbricata), tinglar (dermochelys coriacea), verde (chelonia mydas) y caguamo (caretta caretta).
Lagos Enriquillo y Azuei
Como acciones del Corredor Biológico del Caribe también se contempla la protección del cocodrilo americano (crocodylus acutus); el diseño de un plan de manejo del Parque Nacional Lago Enriquillo, en donde existe una importante concentración de estos cocodrilos, al igual que iguanas y aves, entre las que se destacan garzas y flamencos; y el desarrollo de un circuito turístico para los lagos Enriquillo y Azuei que integre a las comunidades como beneficiarias.
En el noroeste de Haití, en donde la concentración humana en los manglares es significativa, con su consecuente tala para la construcción de marismas/salinas y el consumo local de madera, lo que priva a las aves migratorias de sus fuentes de alimentación y protección vitales para su supervivencia, el CBC manejará de manera integral y comunitaria los manglares.
También se protegerán los pastos marinos y los arrecifes coralinos. Estos últimos son fuentes de una gran diversidad de recursos pesqueros de calidad y alto valor; constituyen una de las principales fábricas de arena para las playas, y ejercen una efectiva protección sobre las costas contra la erosión producida por el oleaje.
Además, se realizará un diagnóstico del estado actual de las playas, las que se constituyen en un recurso natural muy valioso pues sirven de escenario para actividades deportivas y recreativas, y para el desarrollo del turismo.
ACCIONES DE IMPACTO EN LAS COMUNIDADES
En determinadas zonas del área de impacto del Corredor Biológico del Caribe se evidencia una cobertura boscosa degradada, que afecta principalmente a las especies endémicas y nativas debido a la fragmentación o pérdida de hábitat. El caso más dramático es el haitiano. Datos recientes indican que su cobertura boscosa apenas alcanza el 3 por ciento de su territorio.
Para recuperar esas áreas degradadas de manera progresiva y desarrollar acciones para la adaptación al cambio climático se contempla el desarrollo de un Plan Trinacional de Reforestación.
En lo que se refiere a la generación de energías renovables en Haití, se incentivará el uso de los recursos forestales para producir energía mediante plantaciones energéticas en zonas que forman parte del corredor biológico y que presentan una degradación irreversible.
Otra iniciativa en ese sentido consiste en proveer a los pescadores y a otros sectores de Fonds Blanc y Jacquezile, en Haití, de unidades fotovoltaicas destinadas al suministro de energía para la refrigeración, y así permitir la conservación de los productos de la pesca y la promoción de actividades socio-culturales concretas para el disfrute de los jóvenes.