P. Profesor, ¿a qué se debe que los incendios forestales estén arruinando cada vez más a las áreas protegidas, si en ellas no hay presencia humana?
R. La situación de los incendios forestales en las áreas protegidas realmente es digna de atención por lo que está pasando tanto en el parque nacional Sierra de Baoruco, como en el José del Carmen Ramírez, Los Haitises y Manolo Tavárez Justo.
Las causas son diferentes en cada uno de ellos, pero lo cierto es que el fenómeno es creciente y preocupante. El caso de Los Haitises es el tema de nunca acabar, pues desde casi su creación, el cultivo de yautía para la exportación en principio y para el mercado local después, no ha parado prácticamente desde la creación del parque nacional en 1976.
A principios de los años 80 era el propio Estado dominicano el que promovió su destrucción a través de un proyecto de asistencia técnica a los agricultores de Los Limones, Majagual, Gonzalo, Sabana de Los Javieles y Pilarcón por parte de Agricultura, además de ser apoyado por préstamos del Banco Agrícola y hasta del Centro Dominicano de Exportaciones.
Aunque la práctica se descontinuó en el 86, la cantidad de familias que entra al parque a cultivar nunca ha disminuido,pese a que el Estado dominicano ha destinado cientos de millones de pesos para las compensaciones, asentamientos agrarios y centros poblados. Hoy, 25 años después, la situación sigue igualita, aunque no vive ningún alma dentro del área protegida.
En el Parque Nacional Sierra de Baoruco, aunque el factor determinante es la cantidad de haitianos contratados por dominicanos que poco a poco van devastando el área protegida, no hay ningún asentamiento humano, salvo los ranchitos de estos empleados que sí dominan la técnica de convertir en cenizas todo lo que está verde.
Este es un problema creciente y que ya llega a límites insoportables, por los incendios originados de este y el otro lado de la frontera. Lo mismo ocurre, pero 10, 20 y 30 veces peor está ocurriendo en el parque nacional José del Carmen Ramírez, con casos extremos en los que los incendios combinados con la ganadería han creado verdaderos paisajes desérticos.
Pero no solo tenemos haitianos, en Baoruco, José del Carmen Ramírez, Manolo Tavárez; sino en casi todos los territorios protegidos. Puede que alguien crea que se exagera, pero es la más pura verdad. ¿Qué estamos esperando para actuar?