Por: Félix Parra
Haciendo realidad al título de la obra del gran escritor Gabriel García Márquez “Crónica de una Muerte Anunciada”, el quien por década fuera otrora caudaloso río Yaque del Norte, acaba de desaparecer a su paso por la ciudad de Santiago.
Se trata del tramo comprendido entre los sectores de La Joya y Rafey, donde una gran cantidad de yerba y pequeños árboles han ocupado el espacio de lo que por años fue ese amplio caudal, maleza que han borrado totalmente el importante afluente.
Por años este río ha sido afectado un alto volumen de contaminación, debido a la descarga despiadada de desechos por parte de empresas, ante la mirada indiferente de las autoridades de Medio Ambiente, que han sido complaciente con ese grave daño.
Cuando ya el daño estaba consumado algunas de las empresas dispusieron la construcción de plantas de tratamiento para detener la descarga de desechos que poco a poco fueron extinguiendo su caudal.
La problemática se agravó aún más cuando ante la mirada indiferente de las autoridades también personas ocuparon las riberas de arroyos y cañadas, descargando materia fecal que iban directamente a estos afluentes que terminaban entonces en el Yaque.
Hoy con la creciente población demográfica de la ciudad de Santiago la demanda de agua se ha incrementado de forma considerable y el agravamiento de la sequía, ha continuado reduciendo el caudal de esta importante fuente acuífera.
Entonces resulta que en las inmediaciones del sector la Otra Banda está localizada la represa que desvía gran parte del caudal hacia el canal Ulises Francisco Espaillat, utilizado para el regadío de plantaciones agrícolas en los municipios de Villa González, Navarrete, Esperanza y Laguna Salada éstos últimos en la provincia Valverde.
Ante la carencia de agua y la creciente demanda las autoridades han reducido la parte que dejaban correr por el caudal y han desviado en su totalidad las reducidas corrientes que queda, por lo que ese tramo se ha convertido en parte de la historia acuífera del país.
Vía: La Información