En septiembre de 2010, miles de peces vivos de la especie Gambusia affinis fueron llevados en avión de una granja piscícola en el Sur estadounidense a una otra en Haití donde se criarán en tanques y se liberarán en los ecosistemas de agua dulce en todo el país. Estos peces son nativos del sudeste de los Estados Unidos, y no se han encontrado previamente en los ecosistemas de agua dulce en Haití o en otros lugares en la isla La Española. La razón dada para esta introducción es para ayudar en la erradicación de la malaria en Haití: la malaria es transmitida por mosquitos, los mosquitos ponen sus huevos en la superficie de cuerpos de agua, y las gambusias omnívoras pueden comer los huevos y las larvas de los mosquitos. Introducciones intencionales de estos peces para el control biológico de los mosquitos se han realizado en todo el mundo desde 1905, y hay muchas poblaciones de Gambusia hoy fuera de su área de distribución nativa [1].
El éxito de invasiones de especies exóticas en los ecosistemas de las islas puede tener graves impactos ecológicos y socioeconómicos [2], y las gambusias satisfacen dos criterios importantes que sugieren que una invasión exitosa pudiera resultar de su introducción en un área [3]: se puede sobrevivir en una gran variedad de condiciones ambientales, especialmente la temperatura [4] y la salinidad [5], lo que les permite establecer con éxito las poblaciones dondequiera que se introducen, y son muy móviles [6], lo que permite poblaciones establecidas a propagarse rápidamente. Además, las gambusias tienen una historia de invasiones exitosas y ecológicamente perjudiciales fuera de su área de distribución nativa. Las gambusias pueden establecer poblaciones en altas densidades en los ecosistemas que invaden, y desde zooplancton constituyen la gran mayoría de su dieta, su presencia puede resultar en niveles elevados de fitoplancton y incluso blooms de algas [7]. Ellos atacan a los peces nativos en los ecosistemas que invaden, compiten con ellos para comer, y comen a sus jóvenes [8] [9]. Especies de anfibios, que también son importantes depredadores de mosquitos [10], han demostrado ser particularmente amenazados por la introducción de las gambusias [11] [12] [13], como las gambusias comen sus huevos y renacuajos. Hay por lo menos tres especies de Gambusia endémica de La Española, y parece que los defensores de este proyecto han pasado por alto estos peces tanto como especies nativas para el control biológico de los mosquitos y también como especies que se verían afectados por una invasión de G. affinis. La competencia y la hibridación con poblaciones invasoras de G. affinis han amenazado varias especies raras endémicas del suroeste de los Estados Unidos y la invasión deG. affinis es en parte responable a la extinción reciente de G. amistadensis en Tejas [14] [15].
Esto no debe restar importancia a la realidad de la larga historia de sufrimiento humano causado por la malaria en La Española, una historia que se remonta a la primera llegada de los europeos en la isla en 1492. La malaria sin duda desempeñó un papel en el exterminio de los taínos que vivían en la isla cuando llegaron los europeos, aunque probablemente no era un papel tan crítico como el de la viruela o la cruel política de genocidio y asimilación forzosa practicado por los europeos. La malaria se extendió posteriormente a casi todas las Américas, aunque La Española actual es la única isla dejó en el Caribe donde la malaria todavía no se ha erradicado y un gran parte del reservorio eficaz de la enfermedad se localiza en las tierras bajas y rurales de Haití [16]. En 2009, las pruebas de resistencia de la malaria a la cloroquina, un fármaco importante para el tratamiento y la prevención de la malaria, fue reportado por primera vez en la isla [17], y en 2010, un terremotodesplazó a más de un millón de personas y esto aumentó sus susceptibilidad a la enfermedad [18]. Como consequencia de estos dos acontecimientos, una campaña completa para la erradicación de la malaria es incluso más oportuna [16].
El instrumento más esencial para la erradicación de la malaria, sin embargo, sería la capacidad de diagnosticarla y tratarla con eficacia a través de toda la isla, y la distribución de mosquiteros para prevenir la transmisión de la enfermedad sería de importancia secundaria [16]. El control de los mosquitos sin duda ayudaría a estos esfuerzos, pero la eficacia de las introducciones de peces está efectivamente limitada a la eliminación de los mosquitos de los estanques sin peces. Agujeros en los árboles, cáscaras de coco, neumáticos desechados, y los contenedores peridomésticos también son áreas importantes de reproducción para los mosquitos en las zonas rurales tropicales[19] [20] [21], por lo que las introducciones de peces sólo son efectivos cuando se integran con la gestión ambiental, otros métodos biológicos, e incluso métodos químicos [22]. Por suerte, existen innumerables especies de peces omnívoros de agua dulce en todo el mundo que también se consumen las larvas de los mosquitos y que tienen tanto potencial como las gambusias para el control biológico de los mosquitos dentro de su área de distribución nativa [23] [24] [25] [26][27] [28] [29], por lo que la introducción de las gambusias no es necesario. Hay una cosa que todos estos instrumentos exitosos para la erradicación de la malaria tienen en común: todos exigen una inversíon signifativo y la participación de las comunidades rurales a través de Haití.
Como las consecuencias posibles de este intento de utilizar las gambusias para el control de la malaria en Haití son bastante graves y los supuestos inmanente en su razón de ser son bastante ingenuos, el proyecto es curioso. La organización detrás de esto es Operación Bendición Internacional (OBI), una organización no lucrativa con una misión explícitamente cristiano y un ingreso anual de más de 400 millones de dólares estadounidenses que fue fundada por el tele-evangelista adinerado Pat Robertson en 1978. Aún en el supuesto de que las intenciones de todos en la organización sean genuinas, hay un nivel adicional de ironía en que OBI, por su participación en la ingeniería de ecosistemas tan deliberada, desatiende dos conceptos importantes que son casi universal en la teología cristiana: que la Tierra es la creación de Dios, y que el juicio de Dios no debe ser cuestionada. En la historia de la creación en la Biblia, la razón que Adán, el primer hombre, se pone en la creación de Dios es simplemente “para que lo cultivara y lo cuidara” (Gn 2:15), y Adán no está llamada a mejorar la creación como se ve en forma oa mover cosas de un lugar a otro. En varios momentos del Antiguo Testamento, los descendientes da Adán tienen dudas acerca del juicio de Dios. “¿Dónde estabas tú cuando Yo echaba los cimientos de la tierra?” (Job 38:4) es lo que Dios dice a Job después de un incidente de esto. El Libro del Eclesiastés con su tema persistente de la vanidad humana pregunta en referencia a la obra de Dios “¿quién puede enderezar lo que El ha torcido?” (Ec 7:13).
Pat Robertson es bien conocido por sus grandes inversiones en las empresas dedicada a la extracción de los minerales en los países donde opera OBI, el uso del los recursos de OBI por sus empresas personales, y sus asociaciones estrechas con dictadores que con violencia expropian las tierras y con políticas económicas imponen la pobreza a la gente que la regla [30]. Sean lo que sean los planes verdaderos de la organización para Haití, el proyecto para introducir las gambusias al país no parece ser más que un truco: una mítica “bala de plata” nacida en el corazón rural del Sur estadounidense, a punto de ser utilizada contra un adversario exótico por una vez por todas, y cuando se despoja de la realidad de su ineficacia cierta y sus consecuencias potencialmente, es segura de enamorar a los donantes norteamericanos. Las consecuencias permanentes de este proyecto para los ecosistemas de agua dulce de Haití no son de cualquier manera relevante para la viabilidad del proyecto, puesto que no es la gente que vive en Haití y dependen de sus ecosistemas de agua dulce para sus medios de subsistencia que controla los medios en los que su sufrimiento es explotada como la tradición cristiana del caridad es mercantilizada. Igualmente irrelevantes son las contradicciones teológicas del proyecto, puesto que el proyecto no es un acto de caridad cristiana, sino un truco para vender a los cristianos caritativos. Como la introducción de malaria misma a La Española, el exterminio brutal de la gente que había estado viviendo en la isla, la tala de los bosques de la isla para la agricultura de plantación, la construcción de presas en sus ríos, y la extracción descabellada de sus recursos minerales, las introducción de las gambusias a Haití es simplemente una otra alteración permanente del paisaje y de la ecología de La Española para el beneficio privado, esta vez en el nombre del imperio de Pat Robertson.
Crédito de foto: Paparazzo Presents
Vía: Strange Attractionsn
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