Mientras la cumbre del clima celebra su última y más crucial semana en Bakú, los líderes de las mayores economías del mundo se reúnen este lunes y martes en la cumbre anual del G20 “para reafirmar” el “compromiso de construir un mundo justo y un planeta sostenible, sin dejar a nadie atrás”, han señalado en una declaración conjunta apoyada por todos los presentes.
El documento, formado por 85 puntos, pone énfasis en la crisis climática, la pérdida de biodiversidad, la contaminación por plásticos, la desertificación, la contaminación atmosférica y la protección de los océanos, entre otros muchos retos globales, como las guerras, la pobreza y el hambre. “El mundo no sólo requiere medidas urgentes, sino también medidas socialmente justas, medioambientalmente sostenibles y económicamente sólidas”, reclaman los firmantes.
La declaración hace un llamamiento a “cooperar para garantizar que las personas con patrimonios muy elevados tributen de forma efectiva”, es decir, establecer a los superricos unos impuestos acordes al dinero que poseen.
Esta medida, que forma parte del acuerdo final aprobado por consenso, no la apoya el presidente de Argentina, el ultra Javier Milei. En un comunicado, rechaza tanto los gravámenes a las grandes fortunas como cualquier referencia a la Agenda 2030. “Aceleraremos nuestros esfuerzos y reafirmaremos nuestro firme compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, señalan los líderes del G-20 en su comunicado, firmado también por Argentina aunque luego su presidente reniegue de él.
Precisamente, en referencia indirecta a políticos negacionistas del clima como Milei o Trump, el documento recoge el “firme compromiso con el multilateralismo” y respalda el Acuerdo de París y sus objetivos de limitar el aumento de la temperatura media global.
En este sentido, el foro de países asegura que intensificarán los “esfuerzos para lograr la neutralidad del carbono/emisión neta cero de gases de efecto invernadero a nivel mundial para mediados de siglo o alrededor de esa fecha”. Para ello, se comprometen a “presentar compromisos de emisiones netas (…) teniendo en cuenta el Acuerdo de París y las diferentes circunstancias, vías y enfoques nacionales”.
Y si bien acogen “con satisfacción” y suscriben “plenamente los ambiciosos y equilibrados resultados de la COP28” celebrada el año pasado en Dubái, el texto no hace alusión al fin de los combustibles fósiles, una ausencia que inquieta a mucha gente presente en la COP29.
“Según el Informe 2024 sobre la Brecha de Emisiones, los países del G20 representan el 77% de las emisiones de GEI en 2023. Por ello, es fundamental que estos países tomen la iniciativa en la reducción de emisiones, especialmente en el sector energético. La Cumbre de Líderes de 2024 no se ajusta al primer Balance Global presentado en la COP28, ya que no aborda la necesaria transición para abandonar los combustibles fósiles”, lamenta Camila Mercure, responsable de Política Climática en la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) de Argentina.
Aun así, dado el actual momento geopolítico, son varias las personas que destacan el texto final. “El G20 logró un resultado unido gracias a la determinación de Lula. Tras las elecciones estadounidenses, conseguir un comunicado que no retrocediera en los compromisos existentes era un gran reto, especialmente con Rusia y otros países decididos a bloquear los avances”, apunta Linda Kalcher, Directora Ejecutiva de Perspectivas Estratégicas:
Lo que sí mencionan y reclaman es un acuerdo sobre financiación climática en Bakú para que los países menos desarrollados tengan recursos económicos para llevar a cabo la transición energética y hacer frente a los impactos del cambio climático. Asimismo, apoyan el llamado a triplicar la capacidad de energía renovable a nivel mundial y duplicar la tasa media anual mundial de mejoras de la eficiencia energética. Además, respaldan las tecnologías de captura de dióxido de carbono, unas máquinas que actualmente solo serían capaces de retirar una millonésima parte del CO2 emitido por los combustibles fósiles.
Y más allá del cambio climático y la transición energética, el G-20 se compromete a la “aplicación rápida, plena y efectiva del Marco Global para la Biodiversidad de Kunming-Montreal”, el mayor acuerdo sobre biodiversidad firmado hasta la fecha. Así, acuerdan actualizar o revisar “lo antes posible” las estrategias y planes de acción nacionales en materia de biodiversidad y piden “un aumento de los recursos financieros procedentes de todas las fuentes”.
Los líderes políticos también han querido hacer mención a la contaminación por plásticos, un problema al que están “decididos a poner fin”. Este mensaje se produce a pocos días de que arranque en Busán (Corea del Sur) la quinta sesión de las negociaciones que buscan acordar un tratado mundial jurídicamente vinculante contra la contaminación por plásticos.