P. Profesor, ayer vi una imagen de la nasa que mostraba un mapa satelital de la isla señalando miles de puntos rojos y cada uno era un incendio, ¿por qué tantos incendios forestales?
R. Es cierto, creemos que pegando fuego vamos a limpiar el campo para sembrar con las primeras lluvias, pero sucede que el fuego, no atrae el agua, la evapora y hace que se escape. El incendio como práctica agrícola es un error. Es cierto que la ceniza incorpora al suelo muchos nutrientes, pero desconocemos que son muchos más los que se esfuman, se evaporan y se convierten en cenizas, perdiéndose para siempre.
Es por ello que la ignorancia es atrevida. Lo peor que puede ocurrir es no saber que no sabemos. El fuego es un crimen mayor, un daño irreparable para la naturaleza. Un pirómano es un ser humano que no piensa, desequilibrado, que arruina su realidad y la de los demás. Le pegamos fuego al predio para verlo limpio y no tener que pagar para limpiarlo.
Quemando la naturaleza no nos ahorramos nada, todo lo contrario, lo perdemos todo. Nunca puede ser lógico destruir primero para luego tener que reconstruir. Con el incendio quemamos lo que queremos y lo que no queremos. Una vez desatado el incendio, si hay una sequía total como la que nos arropa, las llamas se hacen indetenible. Todo lo que está ardiendo es vida y si es el bosque, estamos evaporando el agua, alejando las lluvias.
Por Dios, hay que prohibir el fuego como práctica agrícola en todo el territorio nacional. La inteligencia es vivir y evitar que la vida se nos escape. Ninguna práctica que acabe con la vida, puede ser inteligente. El fuego es la cultura de la muerte, no la cultura de la vida.
Eleuterio Martínez
Periódico Hoy