Durante más de dos décadas, el satélite Terra de la NASA ha medido las concentraciones atmosféricas de monóxido de carbono (CO).
La buena noticia es que los niveles promedio de este contaminante atmosférico tóxico han caído alrededor de un 15 por ciento desde el año 2000.
Sin embargo, la tasa de disminución se ha desacelerado, cayendo de alrededor del 1 por ciento anual en la primera parte del registro a alrededor del 0,5 por ciento anual en los últimos años.
“Hemos visto descender los niveles de monóxido de carbono porque las tecnologías de combustión más limpias son mucho más comunes ahora en Estados Unidos, Europa Occidental y el este de China debido a estándares de calidad del aire más estrictos”, explicó Rebecca Buchholz, científica atmosférica del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de Estados Unidos (NCAR, por sus siglas en inglés).
“También hemos visto una reducción de los incendios y de las áreas quemadas en los trópicos”, agregó Buchholz.
Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista científica Remote Sensing of the Environment (Teledetección del medioambiente).
Descifrar las razones de la disminución de los niveles de monóxido de carbono fue complicado para Buchholz y sus colegas porque existen varias fuentes de este contaminante.
La quema de combustibles a base de carbono de cualquier tipo —incluidos el carbón, la gasolina, el petróleo, el gas natural y la madera— puede emitir CO.
Como resultado, muchas tecnologías comunes (motores de combustión, altos hornos y chimeneas) son todas fuentes potenciales de monóxido.
Los incendios al aire libre —tanto los incendios forestales como los incendios agrícolas— también son fuentes importantes de este contaminante.
Por último, hay fuentes naturales, como las emisiones de ciertas plantas que reaccionan con la atmósfera para producir este gas. Los volcanes y la materia orgánica en descomposición en ríos y océanos también son fuentes menores.
El monóxido de carbono es también un gas de larga vida, que a menudo persiste en la atmósfera durante unos dos meses. Eso significa que tiene mucho tiempo para dispersarse y mezclarse en el aire, lo que dificulta a los científicos atmosféricos identificar las fuentes de este gas y comprender qué factores contribuyen a su disminución.
Sin embargo, las tendencias generales son claras. Las cifras de esta página ayudan a ilustrar cómo las concentraciones de monóxido de carbono han variado durante las últimas dos décadas.
La imagen de arriba destaca la variación estacional y geográfica del monóxido de carbono atmosférico registrada por la Medición de la Contaminación en la Troposfera (MOPITT, por sus siglas en inglés) entre 2000 y 2019.
Los picos estacionales en la primavera en ambos hemisferios son impulsados por los cambios en la disponibilidad de la luz solar y el radical hidroxilo (OH), una molécula “detergente” que elimina el monóxido de carbono de la atmósfera convirtiéndolo en dióxido de carbono.
La reducción de la luz en invierno reduce la cantidad de hidroxilo en el aire, lo que permite que los niveles de monóxido de carbono aumenten en invierno y principios de primavera.
Durante todo el año, los niveles de monóxido de carbono son más altos en el hemisferio norte, donde hay más masas de tierra, habitantes e incendios que en el hemisferio sur. (Los intervalos blancos en la gráfica de arriba son períodos de tiempo en los que no hubo datos disponibles).
Nótese cómo el pico estacional en el hemisferio norte se hace cada vez más pequeño hacia el final del registro, lo que es señal de cielos más limpios y niveles decrecientes del contaminante.
Se destacan algunos años atípicos. En 2002-2003, la actividad extrema de incendios en el oeste y sureste de Rusia aumentó dramáticamente los niveles de monóxido de carbono en el hemisferio norte. Del mismo modo, una sequía provocada por El Niño produjo una temporada de incendios récord en Indonesia en 2015.
La segunda imagen muestra las tendencias residuales, donde las concentraciones de monóxido de carbono están disminuyendo más rápido (naranja) o más lento (azul) que el promedio mundial desde 2002.
“El este de China ha visto caer las concentraciones de monóxido de carbono más rápido que cualquier otro lugar del mundo, con una disminución de alrededor del 1 por ciento anual”, explicó Helen Worden, investigadora principal de Estados Unidos para MOPITT.
“Eso se debe en gran parte a un cambio de la gente que quemaba carbón en sus hogares al uso de gas natural o electricidad proveniente de centrales eléctricas que producen otros contaminantes, pero no mucho monóxido de carbono”, detalló.
En la India, el crecimiento económico y demográfico se produjo sin un cambio generalizado a tecnologías más limpias, lo que limitó el progreso en la contaminación por CO. En África Central, una combinación de desarrollo urbano y quema generalizada de cultivos, junto con otras razones, puede haber limitado la tasa de disminución, explicó Worden. En contraste con África Central, el Sudeste Asiático Marítimo también ha experimentado disminuciones, probablemente debido a una tendencia hacia una menor quema de biomasa en los bosques.
La quema de biomasa también disminuyó en América del Sur y probablemente contribuyó a la disminución del monóxido de carbono allí. “Sin embargo, la deforestación y los incendios están aumentando nuevamente en Brasil después de una caída anterior, a principios de la década de 2000”, dijo Worden. “Es posible que comencemos a ver un repunte del monóxido de carbono en esa región cuando actualicemos el análisis para incluir datos más recientes”.
Los cambios sobre el océano son probablemente el resultado de procesos que ocurren sobre la tierra antes de que el monóxido de carbono sea transportado sobre los océanos por el viento. “Los océanos son una fuente bastante menor en comparación con otras fuentes naturales y antropogénicas”, dijo Worden.