La singular isla japonesa de Nishinoshima, situada a mil kilómetros al sur de Japón, ha crecido en los últimos quince días unos 150 metros, a raíz de la última actividad eruptiva en la que se mantiene desde la primavera.
La isla que forma parte del arco de las Islas de Los Volcanes, al sureste del país es conocida como la isla “que no para de crecer”, aunque también muestra retrocesos cuando se paralizan las erupciones, por la erosión del mar.
En noviembre de 2013, el remoto islote comenzó a crecer, hasta alcanzar once veces su tamaño original, por la lava que emanaba de su volcán.
Entonces se llegó a crear una nueva masa de tierra al sureste de Nishinoshima, que fue bautizada provisionalmente como Niijima o Shinto (dos maneras de decir “Isla nueva” en japonés).
Al final no tuvo nombre propio ya que el material se expandió de forma que se unió a la primigenia.
En 2014 la remota isla multiplicó por cinco su tamaño por la lava solidificada tras seis meses de actividad volcánica.
Mayo y junio de 2020
Ahora, en julio de 2020, Nishinoshima, ha vuelto a tener actividad según informes de prensa que citan a la Autoridad de Información Geoespacial de Japón.
Los primeros datos apuntan a que la costa sur de la isla ha crecido al menos 150 metros entre el 19 de junio y el 03 de julio.
Las imágenes del satélite Landsat 8 revelan la firma de calor de la lava en erupción y la relativa frescura del penacho de ceniza oscura (que sopla hacia el norte).
Las brillantes nubes púrpuras cercanas a la isla podrían ser vapor del volcán o de lava que vaporiza el agua de mar.
Según informes y fotografías aéreas de la Guardia Costera de Japón, la actividad en el volcán pareció aumentar a fines de mayo, arrojando cenizas y lava con más vigor que en meses anteriores.
El 3 de julio, el penacho volcánico se elevó a 4.700 metros sobre el nivel del mar, y al día siguiente, se detectaron cenizas de hasta 8,300 metros, la altitud más alta que una columna ha aumentado desde que el volcán asomó sobre la línea de flotación en 2013.