Si Valle Nuevo no existiera, República Dominicana no contaría con los recursos hídricos suficientes para ser lo que es hoy: una de las economías más importantes del Caribe y uno de los estados insulares más biodiversos del mundo.
Siete de cada diez dominicanos se benefician, de hecho, de los recursos de la llamada Madre de las Aguas.
Y no es un dato exagerado, explica Andrés Ferrer, secretario de la Fundación Moscoso Puello, entidad que trabaja en la reserva desde principios de los años 80, mucho antes de que fuera convertida en parque nacional (1996).
“Muchos de los que quieren utilizar Valle Nuevo para su propio provecho económico cuestionan este dato. Lo que ocurre es que solo de su agua potable serían unos 3.5 millones. Pero no solo es agua potable. ¿Cómo funciona la industria sin agua? ¿Cómo puede funcionar el turismo sin agua? ¿Los servicios? ¿Cómo se pueden producir proteínas animales y vegetales sin agua? ¿Cómo se puede producir energía sin agua? ¿Cómo podemos visualizar nuestro modelo de desarrollo como nación sin agua? Entonces, ahí es que debe estar el análisis”, comenta el consultor especializado en conservación y manejo de recursos naturales y desarrollo comunitario.
Ferrer aprovechó su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario (coordinado por la bióloga Yvonne Arias con el apoyo de la fundación Propagás) para resumir los principales aportes ambientales y económicos que ofrece Valle Nuevo y alertar sobre las amenazas que lo convierten, hoy más que nunca, en un ecosistema frágil.
“El agua la gente la ve como para bañarse, para beber, pero con ella se producen decenas, sino cientos de toneladas de cereales, de granos, de proteínas animales, de productos hortícolas y frutos menores. Cuando dices que Valle Nuevo tiene 910 kilómetros cuadrados de extensión, y que dentro de ese territorio existen 908 fuentes de agua, estás dando una dimensión de su capacidad productora”.
¿Qué hace Valle Nuevo por nosotros?
APORTE HÍDRICO. Los datos aportados por la Fundación Moscoso Puello indican que la red de sistemas acuáticos que ocurre dentro de los límites de Valle Nuevo está integrada por unos 769 cuerpos de agua que ocupan 908 kilómetros cuadrados de los 910 kilómetros cuadrados de extensión del parque.
De los 10 distritos de riego del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi), solo en uno no hay un aporte de aguas del Parque Nacional Valle Nuevo, explica Andrés Ferrer. Es el del canal Nizao, que sale por Paraíso, Nizaíto, Mulito y Pedernales.
“Pero las va a recibir cuando la presa de Monte Grande esté terminada, porque esta va a recibir el caudal del Yaque del Sur, del río Las Cuevas y de Grande o Del Medio”. Esto agregaría medio millón de tareas a los dos millones que son irrigadas por la Madre de las Aguas.
NACIMIENTO DE RÍOS. En Valle Nuevo nacen los mayores y más caudalosos ríos del Caribe insular, sigue Ferrer: Nizao, Yaque del Sur (ramal este), Yaque del Norte (ramal sureste), Jimenoa, Las Cuevas, Grande, Blanco, Tireo y Ocoa. El Yuna, a su vez, recibe desde el territorio del parque el mayor aporte hídrico de su caudal total.
“Así el Parque Nacional Valle Nuevo vierte sus flujos acuíferos hacia el Norte, el Sur, el Este y el Oeste de su gran macizo montañoso beneficiando con ello la provisión de agua a extensos territorios del país, beneficiando todo ello a 7 de cada 10 dominicanos”, señala el documento elaborado por la fundación Moscoso Puello “Beneficios socioeconómicos y servicios ambientales provistos por el Parque Nacional Valle Nuevo”.
ALMACÉN DE AGUA. Valle Nuevo alimenta un número indeterminado casi de presas.
“Con el programa de pequeñas presas, puedes hablar de las principales, que son siete u ocho, pero hablemos de que almacenan 1,750 millones de metros cúbicos de agua. Hay que imaginarse, para una nación insular, lo que es tener la capacidad de almacenar 1,750 millones de metros cúbicos de agua”, sostiene Ferrer.
Todo esto, agrega, sin dejar atrás otros beneficios marginales como la pesca artesanal, la práctica de deportes y el ecoturismo que se desarrolla en esos embalses. Estas actividades benefician a miles de personas, pues los 910 kilómetros cuadrados del parque son compartidos por las provincias La Vega, San José de Ocoa, Azua y Monseñor Nouel.
MASA BOSCOSA Y TURISMO. Los 400 kilómetros de bosques de Valle Nuevo secuestran 1,200 toneladas métricas de carbono, descontaminando el entorno insular.
“Si tú analizas, las naciones del Caribe dependen del turismo para la dinámica de sus economías locales. Si sistemas como Valle Nuevo o Bahoruco son destruidos impunemente como nosotros declaramos en días pasados, vas a tener un arrastre de sedimentos que va a afectar los bancos coralinos de las naciones hermanas; vas a limitar la pesca, los vas a cubrir de una capa fina de sedimentos que van a terminar matando esos bancos de corales”.
Esas naciones no dependen de los turistas para obtener beneficios, señala Ferrer, es del entorno natural que atrae a los turistas.
“Entonces, fíjate cómo la conservación de nuestra cordillera Central, de las sierras de Bahoruco, de Martín García y de Neyba; de las cordilleras Septentrional y Oriental, expande sus beneficios o, en sentido contrario, sus perjuicios a naciones insulares como Cuba, Jamaica y Bahamas, porque el patrón de las corrientes marinas mantiene una circulación en dirección a esas naciones insulares”.
IRRIGA MILLONES DE TAREAS. Las aguas que se producen en Valle Nuevo irrigan dos millones de tareas. En esas tareas se producen decenas de miles de toneladas métricas de cereales, leguminosas, aves de corral, huevos y carne de ganado bovino y porcino, observa Ferrer. Toda la producción arrocera del Bajo Yuna, añade, la soportan Valle Nuevo y el Camú, que nace en la reserva Ébano Verde.
De acuerdo con la fundación, “el parque nacional provee además otros servicios ambientales derivados de la existencia y viabilidad de sus ecosistemas terrestres y acuáticos, con valor intangible pero de gran importancia tanto ecológica como social por su capacidad de mitigación de riesgos, su potencial para el desarrollo de la investigación científica, la educación, la recreación y el ecoturismo”.
MÁS BENEFICIOS
Entre los servicios inherentes a la existencia de la masa boscosa del Parque Nacional Valle Nuevo, la fundación Moscoso Puello cita los siguientes:
– Moderación del clima insular permitiendo temperaturas más templadas en invierno y menos cálidas en el verano, favoreciendo así la fotosíntesis y en consecuencia la actividad agropecuaria.
– Regulación de los flujos hídricos y control de la erosión de suelos, lo que evita las inundaciones catastróficas y el arrastre de sedimentos hacia presas y embalses y al mar Caribe y el océano Atlántico.
– Aporta un espacio de cría, reproducción y hábitat de especies endémicas y nativas; un espacio de refugio invernal de aves migratorias y un espacio para la educación ambiental, la recreación y la investigación científica.