El país no cuenta con un sistema nacional de reciclaje, el 24% de la flora dominicana presenta algún grado de amenaza y los anfibios de la isla Hispaniola son los más amenazados de todo el planeta
La pérdida de bosques en áreas protegidas, ecosistemas frágiles, un gran porcentaje de especies de plantas y animales amenazadas y la vulnerabilidad como estado insular frente al impacto del cambio climático son solo algunos de los indicadores que alertan de que República Dominicana atraviesa por una situación ambiental muy seria “de la que realmente tenemos que preocuparnos”.
La observación es un análisis realizado por el biólogo, profesor universitario, investigador y consultor ambiental Sixto J. Incháustegui durante el primer Encuentro Verde de Listín Diario, un conversatorio con expertos locales para tratar temas apremiantes de interés ambiental.
De acuerdo con Incháustegui, esto ocurre pese a que República Dominicana está vinculada a una agenda ambiental global basada en los principales y más agobiantes riesgos para la humanidad, riesgos que, según reportes internacionales, están relacionados directamente al ambiente.
El especialista en herpetología (estudio de los reptiles y anfibios) y exdirector de la Escuela de Biología de la UASD alertó sobre los cambios en el clima que producen el calentamiento global, la crisis del agua y de la biodiversidad, la desertificación, la sequía y la propagación de especies invasoras, así como de la fragilidad ante estos cambios de un estado en desarrollo como República Dominicana.
Analizó también cómo se ha insertado el país en esa agenda global que busca una sanidad ambiental que permita alcanzar el desarrollo sostenible y qué tanto se ha avanzado para enfrentar estos problemas.
¿POR QUÉ PREOCUPARSE?
Cofundador del Grupo Jaragua y del Centro para la Conservación y Ecodesarrollo de la Bahía de Samaná y su Entorno –CEBSE, Incháustegui prefiere hablar citando los más importantes y recientes estudios e informes ambientales.
Señala, por ejemplo, que en la lista de los principales riesgos globales para el 2018 que publicó recientemente el Foro Económico Mundial, dejando fuera al que ocupa el nivel más alto, las armas de destrucción masiva, “básicamente los demás riesgos principales están directamente relacionados con el medio ambiente”.
Estos temas incluyen asuntos de cambio climático, agua, crisis de la biodiversidad biológica, desastres naturales y muchos más.
En cierta medida, dice Incháustegui, no son datos nuevos, “ya que la humanidad ha venido preocupándose por el rumbo que ha tomado el llamado desarrollo económico del planeta desde hace décadas” y República Dominicana se ha insertado en esa agenda a partir de la participación local en eventos considerados icónicos en los temas ambientales, desde la conferencia de Estocolmo 1972, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo Río 92 y la Cumbre del Milenio en el 2000, con todas las agendas que siguieron. Destaca además la participación dominicana en las diferentes cumbres celebradas en los pequeños estados insulares en desarrollo.
“De todo esto lo más exitoso en los años que han ido pasando han sido las acciones que se han tomado para mejorar o mitigar los impactos hacia la capa de ozono”.
En ese sentido, considera que se ha tenido bastante éxito tanto a nivel global como particular.
“La República Dominicana ha participado en su cuota en lo que le ha correspondido, que en gran parte ha sido dirigido a la parte tecnológica e industrial de reemplazo de ciertos gases refrigerantes que se usan y que liberaban gases a la atmósfera y que tenían un impacto negativo sobre la capa de ozono”.
Otra de las participaciones más importantes del país, incluso antes de Río 92, fue hacerse parte en los años 80 del Convenio Internacional sobre Comercio de Flora y Fauna amenazadas –CITES, destaca.
Incháustegui reconoce, pues, que República Dominicana ha hecho un esfuerzo grande y que de ese esfuerzo nació la primera Estrategia Nacional de Desarrollo, la END – 2030, que tiene como cuarto eje el desarrollo sostenible.
Igualmente, señala que los temas de medio ambiente están integrados en diferentes partes de la Constitución y que otro logro importante fue la creación en el año 2000 del Ministerio de Medio Ambiente, entonces Secretaría de Medio Ambiente. “Tenemos también una estrategia nacional para el uso sostenible y la conservación de la diversidad biológica que se hizo en el 2010 en coordinación con los objetivos de la estrategia global de biodiversidad y las llamadas Metas de Aichi. De manera que tenemos un marco jurídico bastante bueno”.
¿Por qué, entonces, el investigador asegura que el país atraviesa por una situación ambiental muy seria?
“Porque cuando uno mira la situación ambiental al día de hoy, y trata de ver los indicadores, se da cuenta de qué ha estado pasando”, dice. Y resulta que Incháustegui es idóneo para analizarlo, pues ha estado involucrado de muchas maneras con estos temas, trabajando en consultorías para Naciones Unidas y el Ministerio de Medio Ambiente y participando en proyectos tanto gubernamentales como no gubernamentales. En sus análisis hace siempre referencia a un informe elaborado por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo y la Oficina Nacional de Estadística que registra hasta dónde avanzó Dominicana en la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) y en qué condición se encuentra para dar seguimiento a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Para uno saber cómo va avanzando tiene que tener indicadores, una información base como punto de partida. Ese documento informa los avances que se consiguieron. Ningún país consiguió todas las metas e indicadores de los ODM. En los temas ambientales salimos relativamente bien con relación a los ODM, pero yo digo que salimos relativamente bien, y uso un término que no sé si académicamente es correcto, en los macroindicadores, pero cuando uno desagrega…”
¿Cuáles son los principales indicadores que ponen en alerta la situación ambiental con todo y el esfuerzo que se hace para tratar de avanzar en el cumplimiento de las obligaciones nacionales e internacionales?
Los indicadores señalan que las áreas protegidas de República Dominicana sufren una presión humana muy alta. “O sea, estamos enfrentando una situación ambiental muy seria de la que realmente tenemos que preocuparnos”, apunta don Sixto.
El doctor José Ramón Martínez, un geógrafo brillante de República Dominicana, hizo un análisis en su blog sobre deforestación en base a imágenes remotas de la base de datos global del doctor Hansen y colaboradores, que se usa para medir la deforestación a lo largo de períodos históricos en un segmento cualquiera del planeta. En base a este análisis, él publica las nueve áreas protegidas que más bosques perdieron del 2009 al 2014 y es realmente sorprendente, porque parques tan icónicos como los dos parques principales de la Cordillera Central, José del Carmen Ramírez y Armando Bermúdez; Valle Nuevo, Los Haitises, Bahoruco… todos han perdido una cantidad importante de kilómetros cuadrados de bosques durante ese período de tiempo”.
Agrega que si se toma el último informe del Ministerio de Medio ambiente sobre la cobertura boscosa, se ve que se ha cumplido con la meta de los Objetivos del Milenio sobre la cobertura forestal.
“Pero de nuevo, cuando uno desagrega y ve los resultados, vemos que esa cobertura se incrementó debido a la reforestación, que en muchos casos ha sido con especies exóticas e incluso algunas veces con especies invasoras. Entonces, una cosa es que tengas cobertura de árboles, no importa cuál árbol, y otra cosa es cuántos bosques naturales nos van quedando. Y cuando uno mira esa información, uno ve que si bien ha aumentado la cobertura boscosa general, ecosistemas específicos como los bosques nublados, que son los más importantes para la producción de agua, están disminuyendo rápidamente. Igualmente pasa con los manglares, que hoy en día se consideran todavía más importantes para la protección de las costas frente a los efectos del cambio climático”.
Las listas de especies amenazadas son un indicador a considerar, señala Sixto, en especial la lista roja global de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza -UICN.
República Dominicana hizo su primera lista roja nacional en el 2011, con una revisión y actualización para finales de 2017 que todavía está en proceso de edición y publicación. El año pasado, el Jardín Botánico Nacional publicó un proyecto sobre el estado de amenaza de las plantas vasculares.
Incháustegui explica que de las alrededor de 5,500 especies de plantas vasculares que hay en Dominicana, el Jardín evaluó unas 1,500 y, de esas, algo más de 800 especies quedaron en la categoría de peligro crítico. Junto a especies en peligro y vulnerables, las tres categorías principales de amenazas, 1,388 plantas presentaron algún grado de amenaza.
“Cuando uno lo mira, tenemos un poco más del 24%, casi la cuarta parte de todas las especies de plantas del país, amenazadas de extinción. Si vemos por otro lado otro grupo, el de los anfibios, la misma UICN hizo una evaluación global del estado de conservación de los anfibios del mundo que se terminó 2004 y salió que la fauna de anfibios endémica más amenazada del planeta es la de Haití, con el 92% de sus especies amenazadas. La gente dice bueno, sabemos que Haití tiene serios problemas ambientales, pero inmediatamente después de Haití viene República Dominicana, con el 86% de sus especies amenazadas. De manera que los anfibios de la isla Hispaniola son los anfibios más amenazados de todo el planeta. Y si por otro lado cogemos los reptiles, que fueron evaluados más recientemente, tenemos que casi un 40% de las especies nacionales también están amenazadas”.
Salvo dos especies invasoras, la fauna nativa de anfibios es cien por ciento endémica. comenta Sixto. Y agrega que la lista EDGE de reptiles amenazados que publica la Sociedad Zoológica de Londres registra para 2018 que de las 100 especies de reptiles más amenazados, 10 están en República Dominicana. “Hay tres especies de tortugas marinas que compartimos, que no son exclusivas nuestra, pero las otras especies son endémicas y exclusivas del país”.
Los impactos ambientales son más marcados en los estados insulares debido a que tienen mayor vulnerabilidad, así que, de acuerdo con Incháustegui, hay razones para tomar en cuenta las listas que incluyen a Dominicana entre los países más vulnerables ante los efectos del cambio climático.
“En el Observatorio del Clima Alemán, que es una organización no gubernamental que publica el listado de riesgo climático de los países, nosotros estuvimos considerados entre los 10 primeros países del mundo en cuando a riesgo climático. El año pasado bajamos un punto, estamos entre los 11 países. Avanzar es una palabra relativa. Pasa un poco como con el Informe de Desarrollo Humano, que deja un rejuego muy relativo, porque tu posición es relativa.
Si hay otro que empeora mucho más, tú bajas uno o varios eslabones. Esa es una organización seria y se considera que nosotros estamos entre los países con más vulnerabilidad al cambio climático”.
La vulnerabilidad, detalla, es un factor conjugado de los potenciales impactos y de la capacidad de respuesta que tiene un país. Así, cuando se cita en términos de desastre y con frecuencia en ámbitos internacionales los impactos de huracanes, se suele comparar, por ejemplo, las cifras de víctimas humanas en República Dominicana, Haití y Cuba.
“El mismo fenómeno, básicamente con la misma intensidad, en República Dominicana tiene varias decenas de personas fallecidas, en Haití tiene varios cientos de personas fallecidas y en Cuba tiene varias unidades de personas fallecidas. Entonces, si el mismo fenómeno produce muertes tan diferenciadas entre los tres países, se considera que la razón primaria de esto es el sistema de prevención de desastre, que es muy fuerte en Cuba, medianamente fuerte en RD y muy débil en Haití”, explica el experto en temas ambientales.
Es un tema de varios componentes. “Recién en los últimos años es que se ha comenzado a trabajar el reciclaje, todavía como iniciativa que se da a nivel de algunas organizaciones no gubernamentales, de algunas empresas comunitarias y a nivel de algunas empresas del sector privado, pero no tenemos un sistema, digamos, nacional de reciclaje”, opina Incháustegui.
Los desechos, alerta, nos están ahogando y vinculado directamente a ello está el tema de los plásticos, que se están convirtiendo en casi una catástrofe mundial.
“Los plásticos duran muchos años en destruirse en la naturaleza y tenemos muchos en nuestros ríos y arroyos. Las costas, las playas están llenas de desechos que vienen de todas partes, vienen de río arriba pero vienen también con las corrientes marinas”.
El catedrático considera que el tema de desechos sólidos es tan importante que ha sido resaltado en el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14, relacionado a la conservación de los recursos marinos.
“Hay un movimiento que va creciendo de países que están regulando el uso de plástico, prohibiéndolo parcialmente o totalmente, espero que sigamos caminando en esa dirección”.
En ese sentido, Incháustegui afirmó que apoya la iniciativa del biológo dominicano Peter Sánchez, quien desde la plataforma global de peticiones Change.org está reuniendo firmas para que el Estado dominicano prohíba y regule el uso de fundas plásticas.
Vistos los principales indicadores de la lucha ambiental en República Dominicana y analizando la resultante de los vectores positivos y negativos que interactúan simultáneamente en esta lucha -“sin mencionar la erosión del suelo, la sedimentación y la precipitación”- Incháustegui considera que, en resumen, “la situación ambiental en sentido general es negativa, porque es compleja, de múltiples factores y difícil de controlar”.
Este aspecto, expresa Sixto J. Incháustegui, pertenece a una parte social compleja porque está vinculada con la pobreza.
“Es otro elemento que también tenemos tiempo tratando de regular, de tener una ley sobre ordenamiento territorial. Sé que se ha avanzado bastante pero todavía no acaba de promulgarse”.
¿Qué rol juega el ordenamiento territorial aplicado en la gestión de riesgos de desastre? Lo explica de esta manera:
“Una de las cosas que me llamó la atención en Australia es que uno va a la farmacia y compra el plan de manejo del segmento de la zona donde vives. En los sitios públicos, así como se venden las revistas frecuentes, se vende el plan de manejo del segmento geográfico del área donde estás, porque todo ciudadano tiene la obligación de conocer el plan de manejo y no puede alegar ignorancia si infringe la ley. Hablando de este tema con mis estudiantes les decía: Si tienes una casa, no se te ocurre poner en un mismo lugar la cama donde vas a dormir y encima de la cama la estufa y más arriba la ducha, porque usted no se puede bañar, cocinar y dormir en el mismo sitio. Y de alguna manera es lo que nosotros hacemos. Hay territorios que no dan para algunas cosas. Parte del problema por ejemplo de la siembra de aguacate en la sierra de Bahoruco, que da mucha tristeza, es que tumban un bosque pluvial, siembran aguacate (no les cuesta mucho, en el sentido de que el terreno muchas veces es del Estado y del parque nacional), pero si el terreno no es adecuado los árboles comienzan a morir en dos o tres años y se quedan sin cultivo de aguacates y sin bosques. Es algo sobre lo que se está trabajando, esperamos que se pueda avanzar”.
SOBRE DON SIXTO
Fue director de la Escuela de Biología de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, subdirector del Museo Nacional de Historia Natural, vicepresidente para el Caribe de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas de la UICN y oficial ambiental del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en República Dominicana. Actualmente es asesor del Viceministerio de Ciencia y Tecnología –MESCYT, miembro del Consejo de Investigación del INTEC y representante del Caribe al Consejo Mundial de la UICN. En su honor fue nombrado el Leiocephalus sixtoi, un lagarto dominicano de cola rizada declarado nuevo para la ciencia en 2016.
Listín Diario