KAMPALA. Los primeros pasos de la guerra de Uganda contra el plástico se remontan a hace casi diez años, pero en supermercados y tiendas los productos aún se dispensan en bolsas que se acumulan en esquinas y vertederos sin demasiado control.
Rodeada de dos países pioneros en prohibir las bolsas de plástico, Ruanda y Kenia, Uganda, que recomendó su prohibición por primera vez en 2009, se ha quedado algo rezagada en la lucha contra este enemigo del medioambiente.
“La ley sigue ahí, pero el Ministerio de Comercio e Industria ha apelado el asunto y le toca al Gobierno decidir sobre ello”, alega en una entrevista con Efe el ministro de Agua y Medioambiente de Uganda, Sam Cheptoris, que dice tener las manos atadas.
El pasado martes, Día Mundial del Medioambiente, el presidente ugandés, Yoweri Museveni, mandó un mensaje directo a la industria del plástico.
“Sólo podéis fabricar, distribuir y vender el plástico de calidad permitido. Fabricar plástico prohibido debe acabarse”, advirtió Museveni, quien ordenó detener la producción ta 45 fabricantes de ese materia.
Se refería a que la ley, enmendada en 2010 y suspendida en 2016, que permitía sólo el uso de plástico para embalajes, agricultura, medicina e investigación.
Aunque este mensaje no lo dio de forma directa, sino a través de un discurso pronunciado por Cheptoris en su nombre, en el que pidió a la Autoridad Nacional de Gestión Medioambiental (NEMA) que implementase la ley que recomienda la prohibición.
“El Gobierno está comprometido con la protección del medioambiente. Las bolsas de plástico son peligrosas y deben ser prohibidas”, recalca a Efe el ministro.
Esta orden indirecta del presidente se comenzará a aplicar el próximo 10 de agosto, cuando la NEMA comience a cerrar todos los supermercados que encuentre usando bolsas de plástico, y las fábricas que las produzcan.
Así lo asegura a Efe el director ejecutivo de la NEMA, Tom Okurut, al comentar que han recogido el guante lanzado por el presidente, pero, por el momento, están educando en los núcleos urbanos sobre los peligros del plástico.
“Causa infecciones respiratorias y está detrás de algunos de los tipo de cáncer que están en auge en el país”, ilustra Okurut.
En un informe publicado este martes, ONU Medioambiente informaba de que cada año se producen más de 400 millones de toneladas de plástico en el mundo y sólo un 9 % de los desperdicios producidos son reciclados.
En Uganda, sólo el 0,05 % del plástico se recicla.
Además del daño evidente al medioambiente y de que se acumule en las calles y, sobre todo, en los asentamientos informales de los núcleos urbanos, el plástico provoca daños a la agricultura y la ganadería.
Y no sólo las bolsas, Okurut recuerda que la carne, cuando se almacena y empaqueta en plástico, se contamina.
El director de la NEMA pone de ejemplo uno de los productos de comida rápida más famosos de Uganda: el rolex, un rollo hecho con pan de pita y revuelto de huevo y ensalada que se vende en casi todas las esquinas del país y se sirve en bolsas de plástico.
En estas dos décadas de idas y venidas con el plástico, los hábitos no han cambiado demasiado en el país, y muchos creen que el Gobierno, a pesar de sus declaraciones, no está haciendo nada contra el plástico.
Que el propio Ministerio de Comercio haya cedido a las presiones de la Asociación de Plástico de Uganda y de los comerciantes muestra el poder de este grupo de presión, que alega que el problema no es la comercialización de las bolsas, sino el uso que les da la gente.
Aunque las propias organizaciones gubernamentales también hacen propuestas: “El plástico es mucho más barato que las alternativas para sustituirlo. ¿Por qué no imponer tasas al plástico para que se venda al mismo precio que las bolsas de papel, por ejemplo?”, sugiere el responsable de Educación de la NEMA, Bob Nuwagira.
“No sale rentable reciclar los desechos de plástico porque es más caro que lo necesario para producir nuevas bolsas de plástico”, lamenta Nuwagira.
A la espera de saber si, por fin, la prohibición se hace efectiva en los próximos meses, la lucha contra el plástico en Uganda, con un Gobierno dividido y la industria ganando millones en la producción, no está ganada todavía.
Hope Mafaranga