Barcelona, 8 feb (EFE).- Un incremento de los niveles de dióxido de carbono (CO2) en el fondo marino altera el ecosistema y hace desaparecer las especies, según alerta un estudio internacional, en el que ha participado el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC), que avisa de este riesgo.
El estudio, que publica la revista ‘Science Advances’, ha analizado qué ocurre si el CO2 se escapa del almacenamiento submarino, que es una forma que se utiliza para evitar la creciente concentración de CO2 en la atmósfera.
Este método para paliar en parte la emisión de los casi 100 millones de toneladas de CO2 que cada día se lanzan a la atmósfera se conoce por las siglas CCS (captura y almacenamiento de carbono) y consiste en capturar el dióxido de carbono en la misma planta energética desde donde se emite, y almacenarla bajo tierra o bajo el fondo marino.
Sin embargo, según los investigadores, este método plantea un riesgo importante de fugas que permite que el dióxido de carbono se escape de estos depósitos y vuelva al medio.
Dióxido de carbono
El proyecto de investigación europeo ECO2, coordinado por el GEOMAR Helmholtz Centre for Ocean Research Kiel y en el que ha participado el CEAB-CSIC, ha estudiado cómo los ecosistemas marinos reaccionan ante de estas fugas de CO2.
El estudio de campo de un grupo internacional de investigadores encabezado por Massimiliano Molari, del Instituto Max Planck de Microbiología Marina de Bremen (Alemania), y Katja Guilini, de la Universidad de Gante (Bélgica), revela que la fuga de CO2 afecta el hábitat del fondo marino y sus habitantes.
El Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) ha sido el encargado de analizar las comunidades de macrofauna de más de medio milímetro de tamaño que habitan en las áreas estudiadas y cómo afecta el aumento de CO2 al medio donde viven.
Los investigadores visitaron fugas naturales de CO2 en el fondo marino arenoso de la costa de Sicilia y compararon el ecosistema local con sitios sin filtraciones de CO2.
También intercambiaron arena entre los lugares con y sin surgencias de CO2 para estudiar cómo responden los habitantes del fondo y si se pueden adaptar.
Burbujas de gas
La investigación comprobó que junto con las burbujas de gas ascendentes, los nutrientes también fueron transportados hacia la superficie y, en consecuencia, las algas microscópicas del fondo arenoso crecieron mejor, pero los animales que vivían en la arena se vieron afectados por la filtración de CO2 y su número y diversidad disminuyó considerablemente.
La biomasa de los animales se redujo hasta una quinta parte, aunque hubiera más alimento disponible debido al crecimiento de las algas, y el número de microorganismos de los fondos marinos no disminuyó a medida que el CO2 se incrementaba, pero su composición cambió sustancialmente.
“Las surgencias de CO2 provocaron un cambio en la composición de toda la comunidad de macrofauna y los poliquetos, que son los animales que predominan en estos ambientes, se vieron particularmente afectados”, ha afirmado el investigador del CEAB-CSIC, Daniel Martín.
“De hecho -ha añadido-, en zonas inalteradas los poliquetos representaban un 70 % de los organismos, mientras que en zonas con filtraciones de CO2 su abundancia se redujo hasta el 45 %”.
“Nuestros resultados revelan claramente que la selección del sitio y la buena planificación de los sistemas de almacenamiento de carbono debajo del fondo exigen un estudio detallado de los habitantes y su ecosistema para minimizar los daños”, ha concluido la investigadora Antje Boetius.
EFEverde