MADRID. Los excrementos de las aves marinas proporcionan cada año unos 591.000 toneladas de nitrógeno y 99.000 toneladas de fósforo a los suelos y océanos de todo el mundo, un aporte muy importante de nutrientes para el ciclo vital del planeta, que hasta ahora no se había tenido en cuenta.
El hallazgo, liderado por el profesor de Edafología y Química Agrícola de la Universidad de Santiago de Compostela (USC, España) Xosé Luis Otero y realizado en colaboración con científicos de la Universidad Autónoma de Baja California (México) y de la Universidad de Sao Paulo (Brasil), se publica hoy en Nature Communications.
“El nitrógeno y el fósforo son los elementos esenciales para la vida en la tierra. El primero es un componente fundamental para las proteínas y el segundo forma parte del ADN y, por eso, la productividad primaria de las aguas y los suelos depende en gran medida de la presencia de estos elementos”, explicó el profesor Otero en declaraciones a Efe.
Conocer cuál es el aporte de fósforo y nitrógeno por parte de lasaves marinas “servirá para comprender mejor la dinámica del ciclo geoquímico global de estos dos elementos en la Tierra”, agrega el científico español.
Los canadienses
En 2007, investigadores canadienses determinaron que las aves marinas consumen casi tanta pesca como el hombre, “y, si tenemos en cuenta que el hombre practica la sobrepesca a nivel mundial, eso significa que la presión de las aves sobre los océanos es importante”.
Un año después, un estudio canadiense advertía que uno de los mayores peligros de la sobrepesca es la pérdida de nitrógeno global de esta actividad.
Por tanto, “si las aves marinas pescan lo mismo que el hombre, tendrán su impacto en el ciclo del nitrógeno en la tierra”.
El desequilibrio
La explicación a este desequilibrio es el tamaño de las aves, ya que la mayor parte de las que viven en el sur son pingüinos, “que pesan la mayoría varios kilos”, mientras que la especie más frecuente en el hemisferio norte, los mérgulos, no supera los 200 gramos. El estudio concluye, que los excrementos son una fuente de nutrientes, sobre todo en la Antártida y el océano Austral. Estos desechos tienen relevancia ambiental, ya que cambian la composición química del suelo y del agua y afectan a la vegetación local, “el estudio servirá para que otros analicen la movilidad de estos compuestos”.
EFE/Diario Libre