El 90% de los cultivos de cacao no serán aptos en dicho año
Hace un par de semanas vimos en Comer algunos de los alimentos que podrían extinguirse antes del fin de siglo. Entre ellos, estaba el chocolate. En 2008 se calculaba que, debido a las altas temperaturas y las extremas condiciones de sequía, para 2030 podría ser tan exclusivo como el caviar. Sin embargo, los últimos estudios apuntan que para 2050 ya estará totalmente extinto.
Para afrontar la situación, la marca de chocolatinas Mars ha decidido unir fuerzas con un grupo de científicos de la Universidad de California, en Berkeley, activando un plan de choque. La solución pasa por usar el CRISPR, una tecnología capaz de realizar modificaciones a la carta en el ADN y el genoma.
En 2050 el chocolate podría extinguirse
El último informe de la National Oceanic and Atmospheric Administration afirma que el cambio climático no afectará a la generación actual de plantas de cacao, sino a la siguiente. Por tanto, “hay tiempo para la adaptación”. No obstante, el 90% de los cultivos ya no serán aptos en 2050.
La agencia recomienda centrarse en cultivar razas específicas que sean resistentes a la sequía y esforzarse más por cultivar semillas de cacao utilizando un método sostenible tradicional brasileño llamado cabruca, que consiste en plantar árboles adicionales en la selva para proporcionar sombra a los árboles de cacao, un elemento esencial que las semillas necesitan para sobrevivir.
National Oceanic and Atmospheric Administration sugiere cultivar razas específicas resistentes a la sequía
A pesar de la gran importancia del cultivo en Sudamérica, la mayor zona de producción de chocolate del mundo proviene de África occidental, principalmente de Costa de Marfil y de Ghana, país que dio la voz de alarma en 2008, a través del Centro de Investigación de Conservación de la Naturaleza de Ghana.
Estos dos países producen más del 50% del cacao del mundo. Las plantas prosperan en los bosques lluviosos de la región, pero en los próximos 40 años, las crecientes temperaturas de la Tierra reducirán excesivamente las zonas de conreo, provocando que los cultivos se tengan que trasladar a reservas naturales o a áreas no aptas para el cultivo.
Hace diez años, la marca británica Cadbury, que importa un 70% de los granos de cacao de Ghana, decidió crear un programa de ayuda. La iniciativa tenía como objetivo incrementar los ingresos de los agricultores ayudándolos a aumentar su rendimiento y a producir granos de alta calidad, introducir nuevas fuentes de ingresos rurales a través de micromecenazgo, entre otras inversiones.
Sin embargo, no acató el problema principal del producto: que se extinguía. Los granos solo pueden crecer dentro de una estrecha franja de selva a unos 20 grados al norte y al sur del ecuador, donde la temperatura, la lluvia y la humedad permanecen relativamente constantes durante todo el año. Por este motivo, científicos de la Universidad de California y la marca estadounidense Mars han querido buscar otra solución.
Los granos de cacao solo pueden crecer dentro de una estrecha franja de selva a unos 20 grados al norte y al sur del ecuador
Bajo la atenta mirada de Myeong-Je Cho, director de genómica vegetal, en Berkeley, se está trabajando en invernaderos para transformar pequeñas plantas de cacao. Después de un cambio en el ADN, pronto serán capaces de sobrevivir y prosperar en un clima más cálido.
Este hecho es posible gracias a CRISPR, una tecnología que permite pequeños y precisos ajustes al ADN. Jennifer Doudna, la genetista de la Universidad de California que ganó el premio Princesa de Asturias de Investigación por la invención del CRISPR, está supervisando la investigación junto con Mars.
Aunque su hallazgo ha recibido más atención por su potencial para erradicar enfermedades humanas y crear los llamados “bebés de diseño”, Doudna cree que sus funciones más importantes no serán aplicadas en los humanos sino en los alimentos.
Estos ajustes ya se están utilizando para hacer los cultivos más baratos. Pero su uso más importante puede aún estar por llegar. Seguramente sea en un mundo cambiante en el que muchas plantaciones están amenazadas por los impactos del cambio climático, incluyendo más plagas y falta de agua.
La Vanguardia