Consulta
Profesor, el desarrollo implica cambios y como se habla de progreso, se entiende que todos los cambios serán buenos, más cuando de turismo se trata; en tal sentido, le parece oportuna, prudente la propuesta de construcción de torres de apartamentos y hoteles multipisos en Bayahíbe, Bávaro, Punta Cana y el litoral oriental, como proponen los desarrolladores de nuevo cuño?
Respuesta
En nombre del desarrollo turístico en la República Dominicana se han cometido casi todos los pecados ecológicos y 4 más; pero si algo merece reconocimiento en ese sector, comenzando por el Ministerio de Turismo y en los inversionistas o empresarios que han puesto su empeño en hacer de este país un punto de referencia mundial en este campo, es la disciplina y el respeto del cumplimiento de las normas relacionadas con la altura de las edificaciones para que puedan armonizar con el paisaje y la naturaleza tropical que nos caracteriza.
Ningún turista del mundo anda detrás de infraestructuras, aunque ellas les dan un valor agregado al producto que se le vende al visitante. Normalmente se busca vivir experiencias en y con la naturaleza. Si Punta Cana, Juanillo, Uvero Alto, Capcana y Macao, pasando por Cortecito y Punta Gorda, son apreciadas positivamente por los europeos, canadienses, argentinos, estadounidenses y brasileños, son las playas, los cocoteros, manglares y humedales costeros imperantes.
Entonces, no entendemos cómo a alguien se le ocurre introducir cambios positivos al turismo dominicano construyendo torres, rompiendo con la armonía de una naturaleza que es la que realmente llama la atención del visitante. Las torres arruinarían el paisaje y la amenidad que caracteriza los ambientes que conforman nuestras costas y lo que es peor, se convertirían en una agresión mayor a los ecosistemas que hasta ahora, si bien han sido impactados, pero conservan aún su capacidad de resiliencia, es decir, de recomponerse a la hora de emprender cualquier acción de remediación.
Esto no sería posible si las construcciones rebasan el nivel de las copas de los árboles. Hoy todavía es posible que la avifauna nativa, migratoria y propia del litoral, el componente más activo de la biodiversidad costera, puede moverse libremente sobre todas las instalaciones hoteleras existentes en la zona turística oriental del país. Es decir, no se priva a los turistas ni a la avifauna de la continuidad del verde, de la pantalla fotosintética que es la mejor garantía de la dinámica natural.
Eleuterio Martinez