MIAMI. El gorrión saltamontes de Florida, que se encuentra solo en las praderas centrales del estado, los expertos le calculan “menos de cinco años” de supervivencia, a menos que logren salvar la especie en criaderos en cautiverio.
“Las proyecciones de población para 2018 son sombrías, con tal vez tan pocas como de 15 a 20 aves en estado silvestre”, señaló en entrevista con Efe el conservacionista Paul Reillo.
El biólogo, quien creó la Fundación del Conservatorio de Especies Raras (RSCF), explicó que este pequeño pájaro cantor es endémico del ecosistema de praderas secas del centro de Florida y “ha estado disminuyendo precipitadamente en la última década”.
“Hay una gran probabilidad de que el gorrión desaparezca en la naturaleza muy pronto”, se lamentó Reillo.
Aseguró que el gorrión saltamontes de Florida (Ammodramus sannarum floridanus) enfrenta muchos desafíos, entre ellos una posible nueva enfermedad, y que probablemente pueda sobrevivir en pequeños grupos en un plazo menor a cinco años.
La desaparición de más del 80 % de su hábitat tiene preocupadas a las autoridades ambientales federales y estatales, y a académicos, que ven una oportunidad de salvarla con el programa de recuperación de la RSCF, en Loxahatchee, al norte de Miami.
Reillo dijo que la cría en cautiverio es ahora “la única opción viable para salvar el gorrión”.
Precisó que actualmente tienen en el centro de conservación de RSCF 49 de estas aves nacidas en cautiverio y que “las perspectivas son buenas”.
Señaló que la clave es que puedan abordar con éxito algunos problemas graves de enfermedades y desarrollar una estrategia de ayuda a largo plazo.
“El gorrión ya se ha criado exitosamente en cautiverio, estableciendo un protocolo para expandir la población y mantenerla para la recuperación a largo plazo”, aseguró.
El biólogo recordó que entre los factores que han contribuido a su “declive” están la conversión de su hábitat a la agricultura, las hormigas de fuego o coloradas, los cambios climáticos e hidrológicos, los depredadores y las enfermedades.
Agregó que sospechan de la posibilidad de “patógenos nuevos en la pradera que pueden estar causando las rápidas disminuciones observadas en los últimos años”.
“La bandada en cautiverio ha ayudado a revelar algunos de estos patógenos, y estamos haciendo todo lo posible para identificarlos (a través de la secuenciación del genoma) y controlar sus impactos, especialmente en aves jóvenes, que son las más afectadas”, explicó.
La RSCF, en asociación con el Instituto de Conservación Tropical (TCI) de la Universidad Internacional de Florida (FIU), recolecta huevos en las praderas y en un plazo de entre 11 y 13 días de incubación estas crías son la esperanza de supervivencia de la especie, en cuanto se apareen y se reproduzcan.
Estos gorriones y otras especies amenazadas y en peligro de extinción, criadas en Loxahatchee, enfrentaron en septiembre pasado el paso del huracán Irma.
Reillo dijo que por ahora no es posible saber el impacto de Irma sobre el gorrión, porque el huracán ocurrió después de la época de cría cuando las aves se dispersaron en el paisaje.
“Observar, monitorear y cuantificar la población silvestre durante este período no es logísticamente factible”, precisó.
Sin embargo, dijo que no esperan que Irma haya tenido un impacto significativo en la pradera o sus residentes, y que hay poca evidencia visual de daño.
En la fundación también se trata de rescatar de su desaparición una especie de antílope del Este de África, primates como el tití león dorado y una variedad de loros.
Estas especies junto con el gorrión Saltamontes de Florida, que es un ave no migratoria, pueden engrosar la lista de especies que ya desaparecieron en el estado
Entre ellas, el pájaro carpintero pico de marfil (Campephilus principalis), la reinita de Bachman o birijita de pecho negro (Vermivora bachmanii), el gorrión marino oscuro (Ammodramus maritimus nigrescens) y la foca monje del Caribe (Neomonachus tropicalis).
El pequeño gorrión como otras especies animales amenazadas enfrenta además la eventual “anulación” de la Ley de Especies Amenazadas (ESA, por su sigla en inglés), como lo propone el congresista republicano Rob Bishop.
Esta ley, que desde 1973 ha protegido de la extinción a la pantera de Florida y el manatí, ha evitado que más del 99 % de las especies incluidas en la lista se extingan, como el águila calva, símbolo de Estados Unidos.
Vonne Malaver
EFE