Del 13 al 16 de enero se celebró en Zaragoza, España, la conferencia anual de ONU-Agua, con el objetivo principal de preparar el Día Mundial del Agua 2014, que se conmemora el 22 de marzo. Tuvo como lema “Alianzas para mejorar el acceso, la eficiencia y la sostenibilidad del agua y la energía”.
A la cumbre asistieron más de 120 expertos, así como agencias y programas de Naciones Unidas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales y representantes de empresas internacionales del agua y la energía.
La conferencia fue organizada por la Oficina de Naciones Unidas de Apoyo al Decenio Internacional para la Acción “El agua, fuente de vida” 2005-2015, con el objetivo de promover los esfuerzos para cumplir con los compromisos internacionales contraídos con el agua al término del periodo. Estos compromisos incluyen los Objetivos de Desarrollo del Milenio de reducir a la mitad la proporción de personas sin acceso a agua potable y saneamiento para 2015 y detener la explotación insostenible de los recursos hídricos.
Con motivo de la conferencia, el Programa de ONU-Agua elaboró una serie de notas informativas. Una de esas notas la tituló “Garantizar el acceso al agua y la energía”, en la que expone que la presión sobre los recursos naturales y los problemas de escasez que conlleva el progreso material hacen que, tarde o temprano, los países descubran la necesidad de cambiar el modo en que gestionan sus recursos y empiecen a valorar los beneficios de la conservación de los ecosistemas hídricos así como de los valiosos servicios que éstos producen para las personas, para la economía y para los ecosistemas de los que dependen las personas y la economía.
Agua, energía y pobreza ONU-Agua argumenta que el acceso al agua y la energía es un prerrequisito para el progreso económico y la reducción de la pobreza, y asegura que el logro del desarrollo sostenible depende del acceso al agua y la energía. “El agua y la energía son indispensables para mejorar las condiciones de salud y de educación, así como para garantizar la seguridad alimentaria y para la construcción de infraestructuras. Cerca del 40% de la población mundial depende de la leña, el carbón o de estiércol para cocinar sus alimentos. La respiración de los tóxicos producidos por la combustión de estos materiales es el origen de enfermedades pulmonares que causan la muerte a cerca de dos millones de personas cada año, la mayoría de ellos mujeres y niños”.
Y enumera los beneficios que otorga la energía eléctrica, como el hecho de que los niños puedan estudiar después del atardecer, que se pueda bombear el agua para regar los cultivos, conservar los alimentos y refrigerar las medicinas. Y en adición, expone que los combustibles modernos para cocinar y calentar liberan a la mujer de trabajos pesados como recorrer grandes distancias cargando leña.
Dos caras de una moneda
En la hoja informativa se indica que el acceso al agua y el acceso a la energía responden a los mismos factores determinantes, tales como la demografía y el crecimiento económico. Refiere que los dos problemas se refuerzan mutuamente y que si no se resuelven simultáneamente, los intentos de solución de uno de ellos pueden agravar el otro. “La oferta de agua y energía descansa, de un modo u otro, sobre infraestructuras hidráulicas. Por esta razón, el desarrollo energético puede añadir presión sobre los recursos hídricos. Aun hoy, se espera que más del 70% de las nuevas demandas de energía eléctrica se cubra con combustibles fósiles tradicionales que aumentarán significativamente la demanda de agua para refrigeración”.
ONU-Agua argumenta que el crecimiento de la demanda de energía eléctrica en las ciudades más dinámicas del mundo en desarrollo requiere de nuevas infraestructuras en lugares cada vez más distantes y menos poblados que aún disponen de oportunidades para nuevos emprendimientos hidroeléctricos, obras que, sin embargo, producen efectos negativos considerables sobre los ríos y todos los ecosistemas asociados a ellos.
Y prevé que el consumo de agua y energía aumentará como consecuencia del crecimiento agrario, lo que resultará en una mayor competencia por unos recursos cada vez más insuficientes.
DESAFÍOS Y ARMAS PARA MEJORAR
• El acceso al agua y la energía solo es posible si se adopta una visión de largo plazo.
• Conseguir el equilibrio de la oferta y la demanda de agua en un nivel sostenible.
• El desafío más importante consiste, sin embargo, en formular, adoptar y aplicar una política hídrica acorde con la situación actual y con los objetivos de largo plazo.
• El agua y la energía son recursos valiosos para el bienestar humano que deben tener precios adecuados.
• Los mercados de agua y energía deben servir para mejorar la eficiencia.
• Se requieren reformas fiscales para garantizar que el acceso al agua y la energía en el corto plazo sin comprometer esos mismos objetivos en un horizonte a largo plazo.
• Desarrollo de fuentes renovables de energía y de nuevas fuentes de agua (agua desalada, reciclada y regenerada).
• Desarrollo de tecnologías de generación eléctrica menos intensivas en el uso del agua, como los sistemas de energía solar, eólica, mareomotriz y geotérmica.
Solange de la Cruz Matos
Vía: http://www.listin.com.do/