P. Profesor, ¿le ha dado seguimiento a lo que está ocurriendo con el Parque del Conservatorio? ¿Por qué el Ayuntamiento del Distrito se empecina en tapizar de gris todo lo que está verde?
R. Si, y no lo entendemos. Cuando la intolerancia y la autoridad se unen en contra de la naturaleza, los resultados siempre serán catastróficos y el mejor ejemplo de ello no solo es el Parque del Conservatorio, sino el Centro Olímpico, donde se invirtió la lógica y hoy hay más edificaciones que árboles y más pulgadas con asfalto que espacios verdes.
Pero lo del Conservatorio raya en la irracionalidad, pues el valor de ese parque reside esencialmente en su capital de naturaleza original, en los vetustos árboles que aún conservan el vigor de la juventud, donde uno solo de ellos vale por medio millón de plantitas nuevas, por demás exóticas o alóctonas.
La única plantación con especies nativas de importancia de este parque son las Caobas de Jaime David en la esquina Bolívar con Alma Mater; pero allí el problema no es de plantar, sino de manejar; de gerencia con criterio.
El cemento es agresivo, de mal gusto y un aislante psicológico que distancia al ser humano de esencia natural. El caliche es un insulto contra lo verde, porque encima de él, por más tierra negra que se agregue, no prospera lo verde.
Hay actitudes y forma de proceder en las autoridades que deben ser explicadas a la ciudadanía, no con la fuerza, sino con la razón. El Señor Alcalde del Distrito es una persona respetable y no pierde un ápice de autoridad en escuchar.La ciudad que gobierna, no le pertenece, es de todos y en materia de conflicto de propiedades, no solo el administrador decide, sino el dueño.
Hay que sentarse bajo la sombra bienhechora de los árboles existentes y no introducir nuevos elementos agresivos, artificiales y contra-natura en el Conservatorio. Además, ¿Qué le cuesta a nuestro alcalde darse un paseíto mañanero por allí, para que reflexione sobre lo que es un clamor ciudadano?
¡Se quiere árboles, no cemento; más aves y menos bombillas… verde y no gris. Los dueños del Parque de la Música, además de los citadinos,son los lagartos, las aves y las mariposas que están siendo exiliados forzosamente y los más privilegiados por su movilidad: pericos, cotorras, cigüitas, ruiseñores y cuatrojos; se están matriculando en la UASD.
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