P. Profesor, si existen otras alternativas para reubicar a las familias de La Barquita ¿por qué los funcionarios del Gobierno insisten en ocupar el Cachón de la Rubia?
R. La respuesta es simple, para encubrir la irresponsabilidad, la falta de sentido común y rehuir al compromiso con la sociedad, la vía más expedita es recurrir a la “Ley del menor esfuerzo”.
El Ayuntamiento de Santo Domingo Este y el Ministerio de Medio Ambiente conocen perfectamente que existen al menos tres alternativas, tres espacios en el entorno del Cachón de la Rubia que pueden utilizarse para construir las facilidades habitacionales para asentar a los moradores de La Barquita. A manos de la comisión creada por el Presidente de la República para solucionar la problemática de las familias y del cura que encabeza los aprestos para la invasión del Cachón de la Rubia, han llegado propuestas viables, prácticas y al ladito de la zona de conflicto y que cuentan, incluso, con la anuencia de la municipalidad de Santo Domingo Norte.
Entonces, ¿cómo se explica el empecinamiento del padre y la comisión por arrabalizar el Cachón de la Rubia? ¿Dónde está la sensibilidad de estos funcionarios que aplaudieron el rescate iniciado por las autoridades anteriores del Ministerio de Medio Ambiente y municipalidad de Santo Domingo Este?
¿Cómo se puede variar sin rubor el discurso del respeto a los espacios públicos? ¿Si Santo Domingo Este no dispone de parques naturales recreativos, cómo puede promover la destrucción irresponsable del Cachón de la Rubia, el mayor activo verde y el patrimonio más valioso de esta ciudad?
El Cachón de la Rubia cuenta con un Patronato legalmente establecido y reconocido por Medio Ambiente, las autoridades edilicias y las instituciones de donde proceden las personalidades que lo integran. Entonces, ¿por qué la comisión y el cura de La Barquita no se han acercado para cumplir con las normas mínimas de respeto y cortesía, para exponerle sus macabras intenciones?
Hasta lo mal hecho hay que hacerlo bien. El Cachón de la Rubia es un Santuario de la Naturaleza que no puede ser profanado. Ningún funcionario ni instancia oficial tienen competencias para secuestrar un espacio público y destinarlo a fines ajenos al bienestar colectivo.
Estos hermosísimos manantiales, verdaderos tesoros que sobreviven del Cinturón Verde de Santo Domingo, jamás serán secuestrados por la desidia, la arrabalización o la malquerencia contra natura.
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Vía: Hoy