«No creo que exista un dominicano que se oponga a la habilitación apropiada de una o más carreteras que conecten las regiones Sur y Norte de la isla..»
Cuenta mi Sanjuanera madre que fui a nacer la madrugada de un miércoles de junio, en la calle Duarte del Municipio de San Juan. Sin embargo los recuerdos más vívidos que conservo de mi temprana infancia rebotan entre explorar los montes de «El Guanal» -aguas arriba de la presa de sabaneta- y jugar en «el corral de los indios», en las proximidades de la calle Anacaona, donde aún residen muchos de mis familiares.
Sin embargo, los designios de la providencia han hecho de Santiago algo así como «mi segunda patria chica». Creo pues haber explorado cada ruta posible cada vez que toca trasladarme de un terruño al otro: La ruta por Juan Aldrían, el trillo por Constanza, la tortuosa carretera «Internacional» de Restauración a Pedro Santana, etc. etc. Siempre evaluando los «por qué si» o «por qué no?» de cada caso.
Pongo esto en perspectiva como avanzada para que la legión de francotiradores que detractan todo el que opine contrario a sus planteamientos tengan municiones precisas para armar sus ataques.
También recuerdo que en la inocencia de mi infancia llegué a escuchar los escarceos en los intentos del Presidente Guzmán por conectar Santiago con San Juan, de modo que mi madre y mis incontables tíos estuvieron más que ansiosos porque ello fuera realidad y acortar las casi 8 horas de viaje que en ese entonces representaba cada encuentro.
Varios lustros después y ya con la visión un poco más pulida, ha tocado asomarme a este cíclico carrusel que amenaza de tiempo en tiempo y de vez en vez (4 o 5 intentos van, diría yo) con herir de muerte la cordillera asida a la promesa de que talvez mi tío Freddy y Yo podamos vernos mas seguido, con menos horas de trayecto.
Desde que pude decir cosas con mi propia voz he repetido lo mismo: que no creo que exista un dominicano que se oponga a la habilitación apropiada de una o más carreteras que conecten las regiones Sur y Norte de la isla. que es una aspiración más que válida que contribuiría al desarrollo vial de muchísimas comunidades deprimidas y a la dinamización del flujo comercial y turístico de ambos mundos.
Pero misma vez he insistido en que tampoco creo que exista la necesidad de empujar a la fuerza un proyecto que impacte de forma tan directa varios Parques Nacionales y sus masas boscosas, que ponga en riesgo los cuerpos hídricos de decenas de ríos y los embalses de presas tan importantes como Sabaneta y Monción, entre otras consideraciones ambientales no menos importantes. Máxime si se toma en cuenta que existen al menos otras 3 opciones de rutas que han sido debidamente ponderadas y cuyo trazo está inclusive realizado y sólo necesitan la debida adecuación. (Para tranquilidad de quienes afirman que algunos «nos oponemos a todo y no proponemos nada» vale decir que de todas estas alternativas me inclino por la propuesta del Dr. Martínez Battle, que implica una ruta de apenas 157 Kms. desde Bohechío-Padre Las Casas a Constanza).
Los argumentos ambientales son contundentes y expresados con tanta pertinencia por científicos de la talla del Ing. Eleuterio Martínez, el Dr. Frank Moya Pons, el Dr. y Geógrafo José Ramón Martínez Batlle, el Geógrafo Zacarías Nieto y una legión de no menos influyentes hombres y mujeres de sobrada trayectoria en defensa de la patria, me limitaré pues a expresar un par de consideraciones de carácter ciudadano.
– Se aduce que el costo de la carretera ronda los 340 millones de dólares, bien sea cerca de 14,000 millones de pesos al cambio actual. y Yo, que sufro por ver a mi amado santiago melindreando obritas esenciales de dos o tres cientos millones de pesos, me pregunto: Cuantos asuntos más cruciales y fructíferos que esa carretera se resolverían con apenas un porción de ese presupuesto?
No se, sólo como un ejercicio se me ocurre por ejemplo el de terminar la huérfana ruta Santiago-Puerto Plata, causante ya de tantas muertes que habrá que rebautizarla… sabiendo que es la vía obligada para toda la conexión comercial y turística con el norte y -vale decir- nuestra costa más cercana.
Pienso talvez en la solución vial Nibaje-Pontezuela, en el Parque Central y otros pulmones urbanos… en la mismísima Circunvalación norte, vía que por más de 10 años la hemos tenido «más para arriba del moño». Lo medito y un amigo experto me ayuda a echar números: adivinen que? todo eso cuesta menos que la bendita carretera Santiago SanJuan!
Siendo así, con la frente en alto me gustaría que el reputado liderazgo social, religioso y empresarial de Santiago me responda: que es más prioritario para nuestro desarrollo?
Sé que talvez responderán «una cosa y la otra» y yo cuestiono: de verdad creen ustedes que habrá dinero para una cosa y la otra?
(por favor, que nadie toque la tecla sobre las bondades de la concesionada carretera Sto. Domingo-Samaná, más ahora que recién nos enteramos que -a pesar de ser el peaje más caro de todo el país- el Estado, o sea nosotros, debimos cantearnos con más de 1,800 millones de pesos en subsidios por el «déficit de cobranza», sólo en 2012…santo DIOS!).
A mi querido San Juan (Afortunamente agraciado con un renacer de su infraestructura, gracias talvez a la casualidad de haber tenido entre sus hijos un Ministro todopoderoso aspirante a Senador…. caray, ojalá que a santiago o cualquier provincia que le pase lo mismo!) le hago la misma cuestionante: cuantas son las carencias que hoy frenan el inmenso potencial «del granero del sur» que podrían resolverse con tal presupuesto? de verdad somos tan ilusos para creer que la panacea del desarrollo del Sur es la conexión San Juan-Santiago, sin siquiera ponderar otras opciones?
Despertemos de tal fantasía por favor! pongamos los pies sobre la tierra y el corazón sobre la mesa, pero por sobre todo, hagamos de la buena voluntad y el espíritu propositivo la norma para impulsar YA las mejores opciones para unos y otros.
Queremos carretera Cibao-Sur? desde luego! pero el capricho de que sea hecha por la ruta San Juan-Santiago no es sólo una onerosa carga económica y ambiental, sino que sería una prueba fehaciente de que detrás de la necesaria obra hay algo más allá que los sanos deseos de mucha gente que de muy buena fe está impulsado esta idea.
Asi que, tio Freddy, tía Patria… sepan que de todos modos quisera verlos pronto.
Nelson A. Bautista S.