P. Profesor, se anuncia una nueva cumbre para los cambios climáticos, pero sin pecar de pesimistas, ¿con cuál moral se va a tratar un asunto tan serio como éste, después de tantos fracasos seguidos por la falta de compromisos reales o vinculantes entre los países que más responsabilidades, directas o indirectas, tienen con los desastres que ya están afectando a la humanidad y, además, qué es lo nuevo, hacia dónde se reorientará el discurso para que esta vez sea creíble y acabar con este diálogo de sordos?
R. Así es, las Naciones Unidas, a través de su Convención Marco sobre Cambio Climático, ha preparado la COP 18 (Conferencia de las Partes en su décimo octava versión), para el período 26 de noviembre – 7 de diciembre 2012, a celebrarse por primera vez en un país árabe: en Qatar, uno de los paraísos petroleros que le queda al planeta, donde el lujo y la fantasía tocan las nubes de polvo del desierto, porque las de agua no pasan por Doha (su capital).
Es cierto que después del fracaso de las tres últimas cumbres mundiales sobre el clima terrestre: Copenhague – Dinamague (COP 15 – 2009), Cancún – México (COP 16 – 2010) y Durban – Sudáfrica (COP 17 – 2011), una cada año en el trienio que estamos epilogando, es difícil instalar una cuarta cumbre con el mismo tema y con el mismo discurso. Lo único que está claro en todo ello es que el problema es serio, aunque nadie quiera comprometerse con su solución, pues convocar a todos los países del mundo cuatro veces seguidas, sin que nadie se atreva a faltar, es porque hay una inquietud de fondo que es legítima, aunque no se quiera legalizar.
Claro que el objetivo no puede ser otro que el mismo de las tres cumbres fracasadas: “minimizar la huella de carbono”; porque aunque los dueños del mundo se opongan y se hayan burlado olímpicamente del “Protocolo de Kyoto”, algún freno hay que ponerle a sus pretensiones de seguir contaminando la placenta del planeta. Afortunadamente por un lado y con dolor por el otro; Sandy, Katrina, los Tsunamis, los volcanes y las inundaciones que crearon mares terrestres en las mesetas centrales del Asia; han allanado un poco el camino.
Las propuestas frescas: “El nuevo compromiso será real y global, con un Fondo Verde Climático y sistemas de monitoreo efectivos, en procura de un mundo sostenible”.
Vía: Hoy