La rueda se inventó 3,500 años antes de Cristo, pero la goma para ella es apenas del 1880 cuando por accidente Charles Goodyear descubrió el Caucho, o más bien el látex que sale del árbol y que provocó guerras, saqueos y otras atrocidades en América del Sur, África y Vietnam.
En realidad, el invento de la goma se le atribuye a John Dunlop en el 1887, pero a partir del descubrimiento de Goodyear.
La guerra del Caucho se amortiguó con la aparición del caucho sintético, aunque todavía se usa el de látex para algunos revestimientos y otros usos.
La ciencia y la tecnología han propiciado la fabricación de neumáticos de más durabilidad y compiten en el mercado global variadas ofertas de ellos, unos que duran para rodar hasta dos mil quinientos kilómetros.
La vulcanización del caucho produce resistencia y solidez como para crear un producto que movilice a la población en variados medios de transporte.
Cuando una goma, neumático o caucho, como le dicen en Venezuela a las gomas, dejan de ser útil ¿qué hacemos con ellas? Nada y ahora menos que no no se van a utilizar para las protestas luego de la decisión del FALPO.
En la mayoría de los países las reciclan, fabrican otros productos a partir de los residuos, pero para lo que más se utiliza es para la fabricación del cemento y para la producción de energía.
En nuestro país las gomas son un buen reservorio de aguas para que el mosquito Aedes Aegypti, productor del dengue, deposite sus huevos y produzca cada año la enfermedad, que dicho sea de paso, ocurre en esta época debido a los aguaceros que se producen en la temporada de huracanes.
En muchos países se han creado leyes especiales para deshacerse de los desechos de los neumáticos y las políticas y planes de gestión de las autoridades de medio ambiente también tienen diseñadas acciones en esa dirección.
Se hace necesario que en nuestro país se articulen las instancias que tienen poder para decidir en este sentido como vía de evitar la propagación del dengue y otras formas de contaminación provocada por los neumáticos que ya cumplieron su vida útil.
Una salida podría ser vendérselas a las cementeras que le dan buen uso en la fabricación de cemento y también para la producción de energía, porque el reciclaje no es muy rentable, debido a la inversión que habría que hacer para el mismo.
Solo los países industrializados han hecho inversiones millonarias para destinarlas al reciclaje de las gomas
El Ministerio de Medio Ambiente, desde su nacimiento, ha trabajado en el diseño de política de gestión de todo tipo de desechos y es casi seguro que tiene el plan para el destino de las gomas. Manos a la obra, porque nos estaríamos curando en salud contra el dengue.
Por: Altagracia Paulino
Vía: Hoy