Por: Arismendy Calderón
PUNTA CANA. El grito de estupefacción que brotó de la garganta de Nicolás Corona quebró el frágil silencio de la noche. El emocionante sonido vocal no resonó hasta donde alguien pudiera escucharlo. Todo el entorno era tranquilo, apacible. Era el ambiente ideal para encontrarse con dos de los últimos mamíferos nativos sobrevivientes: el solenodonte y la jutía.
El encuentro de Nicolás con los mamíferos fue un hecho fortuito. En medio de la oscuridad, el joven empleado de la Sociedad Ornitológica de la Hispaniola escuchó un ruido, y hacia allí dirigió la tenue luz de la linterna. A escasos metros observó una solenodonte y dos crías, casi recién nacidas, y un poco más arriba, en la rama de un árbol, a una jutía. Fue demasiado para una noche.
El encuentro se produjo a 200 metros, bosque adentro, cerca de la oficina de la Fundación Ecológica Punta Cana. Varias personas del proyecto los Últimos Sobrevivientes le habían informado a Jake Khell, director ambiental de la Fundación, que en los alrededores habían encontrado señas de jutías y solenodontes.
“Bueno, en principio no le di mucho crédito, dijo Jorge Brocca, director nacional del proyecto. Pero no descarté la posibilidad. Una tarde le dije a Nicolás: date una vuelta por los bosques, a ver si es verdad que hay jutías y solenodontes. Debes andar con cuidado, y lleva una linterna. Cualquier cosa, avisa de inmediato. Luego, lo confirmaron Ramón -Moncho- Espinal, Ros Kennerley y el doctor Simon Butler.
Varias incursiones nocturnas en las zonas boscosas no dieron resultado. Pero Nicolás encontró evidencias de que, ciertamente, había mamíferos en el área. “Yo tenía varias semanas buscando en esa zona. Encontré materia fecal, huellas y otras señales de estos mamíferos. Pero lo que menos esperaba era encontrarlos tan cerca del área protegida. Por eso, cuando alumbré y vi los animales, sólo atiné a gritar. Estaba muy contento”.
El encuentro de Nicolás con la jutía y el solenodonte se produjo alrededor de las 9:00 de la noche. Ambos animales son nocturnos y raramente se pueden ver durante el día. Estas especies viven en pareja con sus crías.
¿Los últimos sobrevivientes? El interrogante tiene su explicación. Originalmente, la isla tenía 25 mamíferos terrestres endémicos.
Actualmente sólo sobreviven la jutía y el solenodonte. Ambos figuran en la lista de especies en extinción. Las causas que amenazan su existencia son la deforestación y la presencia de animales introducidos, especialmente perros y gatos.
Jorge Brocca, responsable del proyecto “Salvando la Jutía y el Solenodonte”, explicó que, en el caso del solenodonte, se desarrollan varios programas de protección en distintas zonas del país, incluida el área de Punta Cana.
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Solenodonte
El solenodonte (Solenodon paradoxus) es el más antiguo y el de mayor tamaño de todos los mamíferos insectívoros antillanos y el único representante sobreviviente en la región. Su cuerpo es menudo y alargado (aproximadamente 30 centímetros); es de color castaño a rojizo con una pequeña mancha cuadrada de pelos blanquecinos en el medio de la nuca. El hocico es largo con el extremo descubierto y cartilaginoso, lo utiliza para conseguir sus alimentos. Sus patas, al igual que la cola, están desnudas.
Viven en zonas montañosas de mediana elevación, principalmente en madrigueras, cuevas, y huecos en troncos de árboles Tienen hábitos nocturnos.
Se alimentan de insectos, moluscos, reptiles y algunas frutas. Tienen garras que usan para conseguir larvas en los troncos de árboles podridos. También pueden comer cangrejos, anfibios (ranas) y aves terrestres.
Su reproducción es lenta y nace una cría cada diez meses.
En la actualidad, solamente hay dos especies de solenodonte: el solenodonte de la Hispaniola (Solenodon paradoxus) y el solenodonte de Cuba (Solenodon cubanus). Ambas especies se encuentran en peligro de extinción.
Causas que provocan su desaparición o extinción
• Los jurones, los perros y los humanos que queman los bosques para hacer conucos que luego abandonan; así destruyen su hábitat. También es cazado para comer.
• Los gatos silvestres, que atacan de noche cuando el solenodonte sale a comer.
¿Qué los protege?
• Respetar la veda.
• Enseñar a otros lo que sabe sobre el solenodonte.
• Informar cualquier observación, muerte o captura a las autoridades de tu comunidad.
Jutía de la Hispaniola
La jutía de la Hispaniola (Plagiodontia aedium) es el único roedor nativo endémico sobreviviente en la Hispaniola. Adulta, tiene una masa corporal de 2.6 a 3 libras y se parece a un conejillo de indias gigante con una cola escamosa y sin pelos.
Al igual que muchas otras especies de islas, que han evolucionado en ausencia de predadores mamíferos nativos, las jutías de la Hispaniola presentan una historia de estrategia de vida lenta, tomando más de dos años para alcanzar la madurez sexual y dar a luz a una o dos crías a la vez.
Sin embargo, tienen una amplia dieta que incluye una variedad diferente de hojas, brotes, corteza y raíces. También parecen ser conductualmente flexibles, habiendo sido reportadas de vivir ya sea en cavidades de árboles o grietas en la piedra caliza, en función de la disponibilidad de la cubierta forestal.
La especie es un miembro de la Capromyidae, una familia de roedores histricognatos restringida a las islas de las Antillas; hoy en día, otras jutías todavía se encuentran en Cuba, Jamaica y en las Bahamas.
La confusión acerca de las diferencias morfológicas entre el especimen de jutía de Cuvier, restos fósiles de jutía colectados a principio del siglo XX , y los animales de la bahía de Samaná, llevaron a la hipótesis de que podría haber una segunda especie viva de la jutía de la Hispaniola, que fue descrita formalmente como Plagiodontia hylaeum.
Aunque la investigación posterior ha sugerido que probablemente no hay diferencias morfológicas consistentes entre las poblaciones de jutía viviendo en La Hispaniola, la identidad y la relación de las poblaciones de Plagiodontia vivientes siguen sin estar claras.
Posteriormente, poca investigación de campo ha sido llevada a cabo sobre la Plagiodontia, ya sea en la República Dominicana o en Haití, y aunque se sabe que las jutías persisten en ambos países, su distribución continua y su estado son muy poco conocidos.
Está calificada como en peligro en la lista roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.
Vía: Hoy Digital
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