P. Profesor, disculpe la ignorancia, pero ¿Qué es el carbono azul?
R. Ignorantes somos todos. Todo el saber que maneja el más erudito, solo alcanza para convencerle de lo ignorante que es. El “carbono azul” es una expresión utilizada por los especialistas en cambios climáticos y se emplea para destacar el papel que desempeñan los océanos, mares y ecosistemas costeros en la captura del CO² acumulado en la atmósfera terrestre.
De esta manera, el “carbono azul” se refiere al porcentaje de bióxido de carbono que los ambientes de aguas someras y los microsistemas de interface mar-tierra y tierra-mar logran atrapar o sustraer de las capas inferiores de la placenta que envuelve la vida.
La necesidad es la madre de todos los ingenios y de los grandes inventos. A medida que se agravan los impactos de los cambios climáticos, en la medida en que se hacen más frecuentes y más estremecedores; en esa misma medida se va despertando una conciencia colectiva que le permite a la humanidad, no solo captar la magnitud y la seriedad del problema, sino comenzar a visualizar con mayor claridad las posibles soluciones.
Aunque la resistencia persiste al cambio de rumbo que necesariamente tiene que sufrir nuestra civilización, no hay dudas de que los valores humanos y las bases científicas en que se sustentan nuestros paradigmas tienen que ser transformados totalmente para poder transitar con éxito por la encrucijada que nos plantean los cambios del clima.
Solamente los políticos se han negado en la precumbre de Panamá a redoblar los esfuerzos del Protocolo de Kyoto para que existan compromisos reales y vinculantes para llevarlos a la Cumbre Mundial sobre el Clima, que se celebrará entre noviembre y diciembre próximos en Sudáfrica. La ciencia ha demostrado fehacientemente la intensidad y las perspectivas de los impactos en ciernes del clima terrestre y, lo más importante, ha dicho que no existe una inteligencia mayor que la de la misma naturaleza.
La palabra mágica en estos momentos es “conservación” de los ecosistemas costeros y marinos. Aunque parezca increíble, los manglares, los humedales, las lagunas costeras, praderas marinas, las playas, y los arrecifes coralinos, que representan menos del 1% de la biomasa de la Tierra, aportan tanto al equilibrio del planeta y a la eliminación del exceso de CO² como el 99% del resto de la biomasa contenida en los bosques, los campos de cultivo y los pastizales de tierra firme.
Vía: Hoy Digital
Desconocía la magnitud de aporte de oxígeno y eliminación de CO2 de los ecosistemas costeros y marinos. Realmente es formidable el trabajo que hacen estos ecosistemas, conjuntamente con las superficies verdes de árboles, bosques, selvas, montes, pastizales, etc. Creo que estamos en una situación crítica si no olvidamos el futuro imaginado por Jacques Cousteau en caso de no ser revertida la intervención humana sobre mares y océanos, la que -inexorablemente- terminaría afectando la vida de todo el planeta. Lo que el Hombre no arregle, la Naturaleza se encargará de hacerlo. Con el Hombre ó sin él.